"Las guerras son cada vez más sucias"

El uso de armas prohibidas y los bombardeos contra la población civil son más frecuentes en los conflictos

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Una vista aérea muestra edificios residenciales dañados después de un ataque a Mariupol

BarcelonaNi siquiera en la guerra todo se vale. Desde finales del siglo XIX, hay unas normas mínimas que se tienen que respetar durante cualquier conflicto armado. El Derecho Internacional Humanitario (DIH), o las Convenciones de Ginebra, son unas leyes que afectan a todo el mundo y que tendrían que respetar incluso los grupos armados aunque no formen parte del ejército de ningún estado. Pero la realidad, sobre todo en los últimos 20 años, es muy diferente y los conflictos más recientes evidencian que no se cumplen ni las normas más básicas. "Las guerras son cada vez más sucias", lamenta Jordi Armadans, politólogo y director de FundiPau (Fundación por la Paz). "Hemos bajado el nivel", concluye.

Uno de los objetivos más importantes de esta norma centenaria es proteger a las personas que no participan o que han dejado de participar en la guerra (los civiles), pero el acuerdo, certificado por 196 estados, también pone límites al tipo de armas que se pueden usar durante los enfrentamientos y a los métodos utilizados. A pesar de que la información que llega desde el frente de la actual guerra entre Rusia y Ucrania siempre se tiene que coger con pinzas, es evidente que los dos ejércitos están vulnerando los acuerdos del DIH.

Desgraciadamente, esta situación no es ninguna novedad. Armadans recuerda que incluso "algunas de las potencias que ahora se están quejando" porque no se respetan las normas de la guerra, también las han vulnerado cuando han querido. "Rusia vulneró el DIH cuando atacó Chechenia y también durante la guerra en Siria; Estados Unidos también incumplió estos acuerdos durante las guerras de Irak y Afganistán, del mismo modo que Arabia Saudí, aliada de la UE, incumplió estas restricciones cuando atacó Yemen", recuerda. En este último conflicto, por cierto, con armas vendidas desde el estado español.

La invasión rusa de Ucrania no es diferente y, después de un mes de guerra, los dos ejércitos han atacado a la población civil. Las tropas rusas, que asedian diferentes ciudades ucranianas, han lanzado bombas contra centros comerciales, hospitales y también contra el Teatro de Mariúpol, donde había centenares de personas refugiadas y a pesar de haber escrito en ruso y en letras gigantes la palabra "niños" para proteger a la población civil de la barbarie de la guerra. Las bombas rusas también han caído indiscriminadamente sobre edificios de Járkov, Kiev y Odesa, entre otros. Por su parte, Rusia también ha acusado a Ucrania de bombardear a la población civil de Donetsk, ciudad prorrusa del extremo oriental del país que se autoproclamó república independiente ahora hace ocho años. Otra vulneración rusa de la Convención de Ginebra consiste en impedir que lleguen productos básicos a Mariúpol, donde hace días que no hay ni agua, ni gas, ni electricidad, o en no habilitar corredores humanitarios para dejar irse a la población civil: "Una cosa es que mientras hay combates no se puedan desplazar y otra es que no puedan huir porque hay un asedio en la ciudad", apunta Armadans.

A diferencia de las otras guerras, la población europea está haciendo un gran seguimiento de este conflicto y está viendo casi en streaming todas las vulneraciones de los DIH que se producen. "Ahora hay mucha gente que está viendo cosas que hasta ahora no había visto o no había querido ver", dice Armadans, que aun así no cree que este incremento de atención haga mejorar las condiciones de las guerras. "Se podría pensar que esto generará más exigencia, pero es difícil. La comunidad internacional lo ha asumido", dice, en referencia al incumplimiento de las normas de la guerra.

Las armas inteligentes se han acabado

Vladímir Putin soñaba que la invasión de Ucrania sería rápida y no había preparado al ejército para afrontar el conflicto sostenido que se ha acabado encontrando. "En la primera semana de guerra al ejército ruso ya no le quedaban misiles guiados", explica David Alegre, profesor de la UAB y coeditor de la Revista Universitaria de Historia Militar. Agotado el armamento inteligente, los rusos están utilizando desde hace días artillería pesada, que es mucho menos precisa. "No creo que haya una voluntad rusa de provocar víctimas civiles, pero los sistemas de armamento inteligentes son carísimos y ya no tienen", explica Alegre.

Además, la guerra ahora tiene lugar en cascos urbanos, lo que, según este experto, "es el peor escenario". "Entrar en las ciudades que están asediando sería un suicidio para Rusia. Es cierto que el acoso genera muchos problemas [a la población], pero el defensor tiene la ventaja", dice. De forma que Rusia, para evitar que aumenten todavía más las bajas entre sus soldados, está optando por asediar las ciudades y bombardearlas desde fuera. "La línea roja de una guerra es el respeto por las personas que no quieren tomar partido y esto ahora mismo es imposible".

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