¿Bárcenas, dice? No, no me suena de nada...

Una mano sostiene el saco de mierda, boca abajo y abierto por una esquina. La otra pulsa el botón del ventilador. Y el nombre de Rajoy vuela, vuela y vuela hasta las portadas del día siguiente. No a todas: el miércoles a las seis de la tarde, en la portada de Libertad Digital, no tenían ningún contenido destacado sobre la confesión de Bárcenas. Y el Abc tampoco había encontrado lugar en primera plana para recogerla. Total, un ex presidente acusado de haber destruido pruebas sobre la corrupción... ¡bah! La gran expectativa, claro, era ver qué tratamiento haría La Razón, teniendo en cuenta los vínculos personales y profesionales entre Mariano Rajoy y Francisco Marhuenda, el director del rotativo. El titular de portada es: "Rajoy teme que Bárcenas vaya a por Cospedal y le deje sin escudo". Y uno de los subtítulos dice: "«Si mete presión a Cospedal, puede que no se sienta obligada a callar», señalan en el entorno del gallego". De esto... ¿su obligación moral no sería cantar, en lugar de callar? Y esto de que Cospedal es el escudo... ¿no conlleva implícitamente dar por hecho la culpabilidad de Rajoy? ¿Qué diantres busca esta portada?

La posible respuesta la encontramos en las tripas de la crónica, una pieza que combina información con intención, como cuando intenta diluir la importancia de las revelaciones barcenísticas. Hacia el final se sugiere que Casado querría que Rajoy hiciera de cortafuegos para que el daño reputacional al PP no afecte a los gestores del partido actuales. "No está en condiciones de pedir nada después de cómo se ha llevado con toda la generación anterior", dice una fuente, anónima como siempre. Es decir, que aquí o nos calentamos todos o la estufa al río, según la versión más púdica del dicho popular. Este domingo, con el diario, deberían regalar una patata caliente: a ver quién es que la tiene en las manos cuando la música deje de sonar.