El CGPJ, con p de palomitas

La negociación de la renovación del poder judicial asegura unas grandes tardes de titulares y palomitas. El reto no es pequeño: se trata de narrar el reparto desvergonzado de sillas en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) manteniendo al mismo tiempo la idea de una judicatura independiente en España. Philippe Petit, el funambulista que anduvo sobre un cable de acero de una torre gemela de Nueva York a la otra, no se atrevería. El País lo intenta, aun así: "El PP inicia la negociación del Poder Judicial con el veto a dos progresistas". Es un titular que deja en mal lugar a los populares –empiezan el proceso censurando alguien por el hecho de ser progresista– y que contrasta vivamente con el del Abc: "El PSOE valora ceder a Podemos dos lugares en el Poder Judicial". Aquí ya no son progresistas, sino de Podemos. La norma es clara, a pesar de que no figure en ningún libro de estilo: los vocales del CGPJ son progresistas o conservadores, cuando son de los tuyos, y del PSOE o del PP (o de Podemos), cuando son de los malos.

Otro titular nutritivo y elocuente es el de La Razón: "Podemos amenaza la renovación del CGPJ". ¿Qué se han creído los piojoso-bolivarianos? ¿Cómo osan interrumpir el noble festín bipartidista? No es que el PP los vete, no: ¡es que Podemos se emperra en tener lugares de poder solo porque lo han votado 3,1 millones de personas! Con este panorama, la negociación puede ir para largo. Pero hay diarios que, a pesar de todo, tratan de mantener una actitud positiva: "PSOE y PP se acercan a un pacto judicial después de dos años de bloqueo", escribe en primera página La Vanguardia, mientras el quiosco de Madrid quema con acusaciones cruzadas. Quizás tiene razón, y todo ello es la escenificación. Pero, por si acaso, pondré otra bolsa al microondas, que de este bol ya solo me queda el maíz sin estallar.