La criminalización independentista de los disturbios a raíz del caso Hasél

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Manifestants ayudan a la mujer herida por la bala de foam

"La policía identifica a independentistas y antisistema en los disturbios por Pablo Hasél", dice un titular de El País. ¿Y votantes del PSOE? ¿Y fans de Juego de tronos? ¿Había vegetarianos, entre los que quemaban contenedores, o eran todos carnívoros? Medios que editorializan solemnemente a favor de la cohesión social, y en contra de las fracturas, después no tienen tapujos a la hora de criminalizar ideológicamente a determinados colectivos. Porque si todos no eran independentistas, entonces el resto eran unionistas: ¿aparecerían en un titular? De hecho, una vez dentro de la noticia se habla "de amalgama violenta" y de jóvenes "de perfil diverso". Y se admite en el texto que "no se reclama la independencia ni los cánticos heredados del Procés, más allá del clásico «prensa española manipuladora»". Los códigos deontológicos dicen que los rasgos raciales de una persona no se tendrían que incluir en una noticia, excepto si aportan información imprescindible para entender la noticia. Con la filiación política habría que ser igualmente prudentes, porque, si no, se alimenta la idea que el conjunto del independentismo es violento, cuando lo es solo una minoría (como también lo deben de ser una minoría de los votantes del PSOE, de los fans de Juego de tronos o de los vegetarianos).

Y sobre el calificativo antisistema... Desde el momento en que participas en un alboroto ya eres intrínsecamente un antisistema, porque optas por una vía de cambio social que está fuera de la política, y a la cual el sistema responde arrogándose el monopolio de la violencia y vaciando algún ojo aquí o allá.

Hay una instrumentalización muy espuria de estos episodios. Los medios tienen que condenar la violencia, y tanto. Ahora bien, a su vez tienen que explicar las causas que favorecen su aparición. Y, de paso, examinar si forman parte de la ecuación. De lo contrario no es condena, sino hipocresía.

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