Las elecciones las carga el diablo (y el editorialista)

Los titulares de los días de elecciones suelen ser lobos con piel de cordero. Muchos tienen la formulación "X elige hoy..." y, en la presentación de las opciones, claro, anida la intención editorial. Es célebre aquel caso de El Periódico el día en el que Mas y Maragall luchaban por la Generalitat en 2003: el diario daba a elegir entre el "catalanismo abierto, plural y progresista" del socialista o el "experimento nacionalista" del convergente. Difícil decantarse por la segunda opción, ¿no?

Este 4 de mayo, El País abre portada con "Madrid elige entre dos modelos de sociedad después de quince días de crispación". Es un titular de izquierdas contra derechas y apela a bajar la crispación. No es aquello de pedir el voto explícitamente para un partido, como hace la prensa anglosajona, pero se asemeja bastante: el beneficiario de la portada es el candidato socialista que, de tan tranquilo, de vez en cuando tienen que ir a comprobar que efectivamente continúa en la carrera electoral. Mientras tanto, al otro lado del espectro, La Razón continúa alimentando la ilusión de que los comicios de este martes condicionarán el gobierno del Estado: "Un voto en clave nacional", escriben. En realidad, es un mensaje bastante engañoso. Lo que puede pasar, si Ayuso obtiene finalmente el éxito agobiante que vaticinan algunas encuestas –escribo esto antes de saber los resultados–, es que Casado las pase canutas para retener el liderazgo del PP. Pero esto no acerca necesariamente a los populares a la Moncloa, sobre todo si el candidato o la candidata es un perfil que genera anticuerpos cuando sales unos cuantos kilómetros más allá de la Puerta del Sol. La prensa capitalina de estado ha mantenido una ilusión ciertamente gaseosa. Y se ha olvidado –pequeño detalle– de que en las elecciones llamadas generales no solo votan en Madrid. Cuanto menos, de momento y hasta nuevo aviso.