El 'Succession' real de la CNN

La salida del máximo directivo sacude por dentro a la cadena informativa

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Jeff Zucker

BarcelonaTensiones internas, crisis de modelo, luchas entre directivos, audiencias desplomadas... La CNN ha vivido este enero uno de sus meses más convulsos. Igual que si fuera un episodio de Succession, donde vuelan los cuchillos para comandar un imperio al fin y al cabo decadente, también la cadena todo noticias registra movimientos de fondo mientras la incertidumbre –y los audímetros– sitúa a la histórica marca ante el abismo.

En el centro de la trama de este serial de no-ficción está Jeff Zucker. En enero de 2013 se convirtió en máximo ejecutivo del canal. "Es el primer presidente de la CNN que mira la CNN", declaró celebratoriamente Anderson Cooper, uno de sus presentadores más célebres. Durante su mandato, la cadena acentuó los formatos de interpretación y opinión, en detrimento de los de estricta cobertura periodística. La etapa Trump fue un caramelo: la polarización de su legislatura favoreció a los medios que le hacían una oposición indisimulada y la CNN se convirtió rápidamente en la televisión de cabecera para los progresistas. No es de extrañar que el día en el que obtuvo más audiencia fuera el 6 de enero de 2021, cuando el presidente saliente, todavía en estado de negación de haber perdido las elecciones, espoleó el asalto al Capitolio.

Contra Trump la CNN vivía mejor. Los resultados de audiencia de este último mes han sido desastrosos: han caído un 74% respecto a enero del año pasado. Si bien es cierto que entonces se venía de un dato óptimo, también lo es que Fox News, en el mismo periodo, ha conseguido mejorar un 4% sus cifras. Así, la CNN registró 493.000 espectadores diarios de media, mientras que la eterna rival de la bancada conservadora anotaba 1,4 millones de televidentes.

Todo esto pasaba mientras la reputación de la cadena sufría un revés con el despido fulminante de Chris Cuomo, después de que trascendiera que el presentador había asesorado a su hermano Andrew, ex gobernador de Nueva York, cuando entonces todavía estaba en el cargo y fue acusado de acoso sexual. Pero el periodista se guardaba un as en la manga: era conocedor del affaire que Zucker mantenía con una vicepresidenta de la compañía, Allison Gollust. Era una relación consentida pero que, como no había sido declarada, contravenía el código interno de la compañía. Es entonces cuando entra en escena Jason Kilar, el director general de WarnerMedia, de donde cuelga la CNN, y decide que es hora de invitar amablemente a Zucker a marcharse. Y, efectivamente, Zucker dimite.

La relación entre los dos ejecutivos fue tensa desde que Kilar aterrizó en la empresa matriz en abril de 2020. La telefónica AT&T había comprado WarnerMedia en 2018 para dotarse de una división de medios potente, pero la operación –de 85.400 millones de dólares– no había salido bien: las acciones de la compañía iban bajando y, en cinco años, la compañía ha perdido el 41% de su valor.

Cuenta atrás para el relevo

Mientras, David Zaslav, presidente de Discovery, cuenta las semanas que faltan para que los tribunales de competencia de los Estados Unidos aprueben la fusión entre WarnerMedia y Discovery, puesto que el suyo es el nombre que suena con más fuerza para liderar empresarialmente este nuevo titán de la comunicación, que empezará a andar ya sin los vínculos con AT&T, que espera ingresar 43.000 millones de dólares con la operación y poder secar así parte de los 180.000 millones de deuda que arrastra.

Esta espera es tensa para las estrellas de la CNN. El noviembre pasado, John C. Malone, el accionista de referencia de Discovery, concedió una entrevista a la CNBC y soltó una declaración que sugiere un inminente cambio de rumbo del canal informativo. "Me gustaría ver cómo la CNN evoluciona de nuevo hacia el tipo de periodismo con el que empezó, y que tenga, de hecho, periodistas, lo cual la convertiría en única y refrescante", declaró, en referencia a cómo la opinión ha ido conquistando cada vez más horas de la parrilla.

Los primeras espadas que aparecen en pantalla han empezado también a mover sus hilos. Forzaron una reunión con Kilar para hablar de la salida de Zucker. Para muchos, era quien había estampado su firma a la hora de ficharlos y había actuado de mentor. El encuentro fue delicado y poco discreto: alguno de los participantes la grabó en su móvil y lo filtró al New York Times. Dana Bash, la corresponsal política jefa, asumió un cierto rango de portavoz oficioso: "Para muchos de nosotros, la sensación es que el castigo aplicado a Jeff es desproporcionado a la ofensa". La presentadora Pamela Brown preguntó hasta qué punto la guerra interna que mantenía con Zucker había favorecido una sensación tan drástica. Y Jake Tapper, presentador jefe en Washington, defendió también al dimisionario. "Jeff dijo que no se negocia con terroristas y Chris ha hecho saltarlo todo por los aires. ¿Cómo superamos la percepción de que aquí es el malo de la película quien ha ganado?"

La periodista Dana Bash es una de los que han cuestionado la salida de Zucker.

Y todo esto pasa también pocas semanas antes de que se lance CNN+, un canal de noticias por suscripción, que comportará una (tardía) apuesta de la marca por internet, después de haberse apoyado tradicionalmente en el cable y el satélite. La empresa ha contratado recientemente a 500 nuevos periodistas para poder implementar esta nueva ventana. Es una expansión valiente, pero que se hace justamente cuando en las plantas nobles se libran unas batallas que merecerían formar parte de la serie de la HBO pero que, de momento, se tienen que conformar con ser materia informativa. La cadena de noticias es noticia, a su pesar.

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