El análisis de Antoni Bassas: 'Un mes esperando un horizonte político'

O sea, Junts y Esquerra están de acuerdo en que se conocen lo suficiente como para tratar de no estropear la última oportunidad que la gente les ha dado. Pero es que estamos así desde el 14 de febrero, desde la noche de las elecciones. No es muy alentador

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Acostumbrados al minuto de juego y resultado, la política catalana vive a un ritmo retardado, a la espera de la formación del nuevo Govern. Hoy explicamos que “si algo exuda de las conversaciones es que buscan mecanismos para evitar las desavenencias de la legislatura pasada. Hasta ahora han intentado fijar las condiciones de la mesa de diálogo, explorar mecanismos de respuesta a la represión en el Parlament, y crear un espacio de coordinación estratégica del espacio independentista que sea vigente toda la legislatura, un órgano compartido en el que se pueda hablar de la política en el Parlament, de la relación con el gobierno español y también de la internacionalización del Procés”.

O sea, Junts y Esquerra están de acuerdo en que se conocen lo suficiente como para tratar de no estropear la última oportunidad que la gente les ha dado. Pero es que estamos así desde el 14 de febrero, desde la noche de las elecciones. No es muy alentador.

Así estamos. Porque en el frente español, la cuestión catalana está siendo derivada hacia una especie de vía muerta o de baja velocidad. A lo sumo, es cierto que hoy Pedro Sánchez le ha dicho a Gabriel Rufián que espera "poner en marcha la mesa de negociación entre el gobierno español y la Generalitat", como diciendo “pero para poder hablar entre gobiernos tiene que haber gobierno en Catalunya…”

Mientras tanto, el PSOE ya advirtió ayer de que está en contra de la ley de amnistía, con el argumento de que no cabe dentro de la Constitución, que, como todo el mundo sabe, es el argumento que sirve para no abordar los problemas y dejarlos podrir. En este sentido les recomiendo el artículo que firma hoy Ferran Sáez Mateu sobre los cuatro puntos que comparten PP, Vox y Ciudadanos y una parte significativa del PSOE, que son: "Primero, la Constitución es una especie de comunión mística entre los españoles que deriva de un hecho providencial. En segundo lugar, la articulación territorial de España se basa en una “generosa concesión” (la del Estado de las Autonomías) que podría dejar de existir si la generosidad del concesionario decayera. La tercera premisa es que ETA sigue existiendo y matando, y es más poderosa que nunca: cada semana estalla algún coche bomba, como todo el mundo sabe. Dicho así suena a despropósito, pero resulta que sin ETA el argumentario de la derecha española no funciona. El hecho es objetivamente delirante, pero funciona como un reloj en términos de parapeto dialéctico. Finalmente, cualquier alusión a la Guerra Civil y a la memoria de los vencidos es un intolerable acto de revancha histórica, abrir una fosa común es una forma de filoterrorismo retrospectivo”.

Con este horizonte político en España -que de aquí al 4 de mayo no vivirá para nada más que para las elecciones de Madrid, todos pendientes del duelo entre Iglesias y Ayuso-, y con el horizonte político en Catalunya de una lenta formación de gobierno, con los presos políticos en la prisión sin los beneficios penitenciarios a los que tienen derecho, no esperamos grandes novedades, de momento.

Es significativo que en un debate de Òmnium que ayer moderó la directora del ARA, Esther Vera, la pregunta fuera “¿Cómo se transforma el Estado para forzarlo a una negociación?”. Seguro que habrá explosiones controladas por el Estado en forma de inhabilitaciones o procesamientos, y que la tentación de seguir viviendo en un giro de guion constante, en un tipo de elección anticipada permanente, no se ha marchado. Y esto resulta escandaloso en una época tan dura para la vida de la mayoría de la sociedad debido a la pandemia.

Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.

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