El análisis de Antoni Bassas: "Que les pregunten a los presos políticos qué es «suspender la democracia»"

Da vergüenza ajena oír al ministro de Justicia intentar revestir de seriedad jurídica el argumentario del PSOE o del PSC, que, en este caso, es el mismo argumentario

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Hoy tendríamos que saber si las elecciones al Parlament se suspenden o no.

Las razones sanitarias para suspenderlas están tan claras que no habría que insistir mucho en ellas:

El escenario más optimista de los epidemiólogos calcula que el día de las elecciones se detectarán 3.000 contagios al día y habrá 620 pacientes ingresados en las UCI. El pico de contagios sería el 19 de enero, diez días antes de empezar la campaña. Este es el optimista. El pesimista dice que el día de la votación se estará alrededor de los 4.000 contagios y se superarán los 750 enfermos críticos.

Después está la cuestión jurídica: en las actuales circunstancias no se dan las condiciones para que todo el mundo pueda votar si lo desea. ¿Qué pasa con la gente que se contagie cuando ya se haya acabado el plazo para votar por correo? ¿Qué pasa con la gente de las meses electorales, que estarán diez horas ante los votantes? Hay gente que contraargumenta que también la gente que trabaja de cara al público está diez horas al día ante otra gente. La diferencia es que, si vas a trabajar, comes, y si no vas a votar, también comes. Nos guste o no, es así.

Lo que no se puede decir, de ninguna forma, es que suspender las elecciones sería suspender la democracia, como dijo ayer el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, a TVE. Da vergüenza ajena oír al ministro de Justicia intentar revestir de seriedad jurídica el argumentario del PSOE o del PSC, que, en este caso, es el mismo argumentario.

Como decía ayer Jordi Sànchez en un tuit:

Y es que 40 días después de que el Supremo revocara el tercer grado de los presos políticos, las juntas de tratamiento de las prisiones volvieron a clasificarlos ayer en este régimen. ¿El motivo? Que seis meses después de la primera concesión de la semilibertad en julio, y de acuerdo con el reglamento penitenciario, esta semana tocaba revisar su situación y los profesionales de las prisiones volvieron a considerar que merecían el tercer grado. De acuerdo con el reglamento penitenciario, “no se puede mantener en un grado inferior” a un interno que sea merecedor de otro.

Ya nos podemos imaginar que el Tribunal Supremo se opondrá a ello, pero con esto no hará más que demostrar que no lo mueve la justicia, sino el ejercicio de una ofensiva del Estado al precio que sea, aunque sea el del descrédito internacional de la propia justicia española.

Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.

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