La gran noticia de que la vacunación coge velocidad de crucero

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Vacunación con Pfizer, a la Feria de Barcelona

Ha costado pero finalmente se ha cumplido la promesa de que en el segundo trimestre del año se multiplicaría la llegada de vacunas en proporción suficiente para poder lograr el objetivo de tener inmunizada al 70% de la población en verano. Este jueves, el presidente español, Pedro Sánchez, ha comparecido para anunciar la llegada de 13 millones de vacunas de Pfizer en el mes de junio, casi el doble de las que han llegado este mes de mayo. Esta cantidad permitirá doblar el ritmo de vacunación actual y empezar ya a administrárselas a los menores de 40 años en el mes de julio.

Pese a las operaciones de imagen de Sánchez, que se reserva siempre los anuncios positivos y esquiva dar explicaciones sobre qué no ha funcionado, el mérito de este éxito es, por un lado, de la Unión Europea, que es quien negoció con las farmacéuticas, y del otro de las comunidades autónomas, que son las encargadas de organizar el proceso de vacunación. El gobierno español se limita a distribuir las vacunas de forma equitativa en función de la población, y aquí se acaba su papel. En el caso de Catalunya, es el departamento de Salud el que se ha encargado de organizar los dispositivos de vacunación, que hasta el momento están funcionando de manera ágil y eficaz. Tanto es así que los miedos iniciales se están desvaneciendo y ahora incluso hay un cierto efecto euforia a medida que avanza la vacunación, que ya ha llegado a la franja de los 50 a los 59 años. En este punto hay que felicitar a todo el personal sanitario, en especial a las enfermeras y a la atención primaria, que están llevando el peso de la operación.

Prácticamente con un tercio de la población vacunada, la mortalidad se ha reducido de forma drástica. En Catalunya, por ejemplo, se ha pasado de registrar 101 defunciones el 25 de enero a tener 14 el pasado 9 de mayo, un 85% menos. Esto es lo que permite ser optimistas y empezar a pensar que la recuperación de una cierta normalidad, y sobre todo de la actividad económica, será ahora más rápida de lo que se pensaba hace unos meses, cuando los incumplimientos de AstraZeneca y las informaciones alrededor de sus efectos secundarios generaron muchas dudas sobre si se podría cumplir el calendario. Precisamente, resulta incomprensible que los millones de personas jóvenes (maestros, sanitarios y personal esencial) que recibieron una primera dosis de AstraZeneca todavía no sepan si tienen que recibir la segunda. Y esto es directamente imputable al ministerio de Sanidad de Carolina Darias.

Sea como fuere, la Unión Europea ya empieza a sacar la cabeza y a acercarse en los países que han ido más deprisa, como el Reino Unido o Estados Unidos, donde ya han empezado la vacunación de niños. Pero es inevitable pensar que si se hubiera ido algo más rápido se habría podido salvar la temporada turística del verano en unas condiciones mucho mejores de las que se tendrán. Aun así, ahora no es el momento de los reproches sino de aprender las lecciones y prepararse para la próxima pandemia, tanto desde el punto de vista sanitario como social y económico, puesto que los efectos de la crisis actual tardarán tiempo a desaparecer.

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