El 'sorpasso' de Esquerra

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1. Negociaciones. El hecho más relevante del 14-F es que Esquerra Republicana ha conseguido, por fin, adelantar a Junts per Catalunya, con todo lo que esto representa: asumir el mando de un potencial Govern soberanista. Se acaba así con una larga historia de frustraciones que se habían convertido en una carga psicológica para los republicanos, que les había hecho errar en momentos clave.

Ahora mismo no se ve que haya otra opción real de investidura que la de Pere Aragonès, en base a una mayoría independentista, para gobernar con JxCat. Pero en política no siempre lo que parece evidente acaba pasando. Y en este caso hay que mirar a la pareja de baile. Si, por fin, Esquerra Republicana respira aliviada por haber superado sus complejos, para JxCat es un golpe muy duro. Para una coalición de amplio espectro, con gente de las más varias posiciones ideológicas (del neoliberalismo a las diferentes variantes de la izquierda, pasando por toda la gama de conservadores, democratacristianos, socialcristianos y otras declinaciones del pujolismo), a quien no une nada más que el independentismo y el poder, la pérdida de la presidencia puede ser un factor muy desestabilizador. Y, pasada la noche de las buenas palabras de ritual, es perfectamente natural que le hagan sudar en la negociación a Pere Aragonés. ¿Sobre qué cálculos operará Junts? Podrían tener la tentación de provocar la repetición de las elecciones, pero es un riesgo difícil de medir. Y sería complicado encontrar un relato que lo justificara ante una ciudadanía cansada de politiquerías. Evidentemente, podrían pensar en dejar que se quemen los republicanos con un Govern de izquierdas, pero este es un cálculo a largo plazo difícil de asumir para un partido enganchado a la institución.

2. Hechos. El segundo dato importante, que en Madrid tendrían que ser capaces de leer, es que pasan los días, siguen las incógnitas, hay malestar por una sensación de desgobierno y de falta de horizonte en un momento complicado, pero el independentismo sigue aquí. Y sigue demostrando su fuerza, a pesar de que distinguidas voces políticas y mediáticas de la capital española lleven diez años anunciando cada semana su muerte definitiva. Solo se pueden resolver aquellos problemas que se reconocen. Y negando la evidencia no hay lugar para la política, solo entra la represión.

Pere Aragonès ayer en Pineda de Mar después de votar.

El hecho de que por primera vez el voto independentista haya superado el 50 por ciento es un titular atractivo que ha hecho fortuna en la prensa extranjera. Pero, aun así, también el soberanismo tiene que leer la realidad y la cifra que ha dado este porcentaje es muy inferior al techo histórico del independentismo. Ahora mismo no hay horizonte de ruptura. La pandemia ayuda a salvar el expediente de la abstención sin dar muchas explicaciones. El argumento del miedo lo justifica todo, y tiene fundamento, pero seguro que hay mucha gente que se quedó en casa porque estaba harta de peleas y desgobierno. Y esto se tiene que tener presente si se quiere avanzar.

3. Expectativas. Consciente de las dificultades del pacto con Junts, Pere Aragonès gana tiempo dando un vuelo por otros espacios cercanos. La CUP y los comunes han sido los primeros en ser llamados. A pesar de que al final de campaña bajó precios, Laura Borràs había reiterado las referencias a la DUI en caso de que el independentismo superara la barrera del 50 por ciento. Lo ha hecho, pero todo el mundo sabe que la ruptura unilateral no será, y para ser consciente solo hay que hacer lo que pedimos a Madrid: mirar la realidad con objetividad. Pere Aragonès lo ha asumido y en la campaña ha puesto la amnistía y el referéndum pactado como horizonte. Para remachar esta idea insiste en invitar a los comunes. Es innegable que es el único grupo que ha trabajado sistemáticamente para rebajar los muros. Y es lo que ahora tocaría si todo el mundo fuera capaz de leer lo que pasa sin cartas marcadas. Empezando por el mismo Salvador Illa. El balance de su operación ha quedado en el aire. Si lo que pretendía era la reconquista de Catalunya ha fracasado. Sencillamente ha obtenido un buen resultado, que tendrá que saber hacer útil. ¿Cómo se le puede dar horizonte de futuro? La superación de los muros es imposible si el gobierno español no pone de su parte.

Josep Ramoneda es filósofo

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