Crece la tensión entre PSOE y Unidas Podemos por la reforma laboral al día siguiente de la reunión de crisis

Los socialistas exigen estar presentes en la negociación y Díaz estalla: "El debate que tenemos no es sobre metodología"

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La vicepresidenta segunda del gobierno español, Yolanda Díaz, al congreso de Comisiones Obreras

MadridLa tensión entre el PSOE y Unidas Podemos por la reforma laboral ha subido unos cuantos grados, después de evidenciar que ni siquiera coinciden en cuáles son las discrepancias. Si los socialistas han asegurado que hay un problema de "metodología" -en otras palabras, sobre quién tiene que formar parte de las conversaciones-, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha dejado claro desde Roma que el debate gira alrededor de los contenidos. "Leas razones metodológicas no existen", ha subrayado la ministra de Trabajo, que ha explicado que ha instado a reabrir en el seno del ejecutivo el debate sobre el fondo. "Yo pensaba que ya se había suscitado, pero si hay que reabrirlo, se abre", ha afirmado.

La reunión de este lunes entre socios no desencalló nada, más bien al contrario. Unidas Podemos la solicitó después de que el ministerio de Economía, liderado por Nadia Calviño, pidiera a Díaz coordinar la negociación en el marco del diálogo social con sindicatos y patronal. Este martes la propia Calviño ha afirmado que no pone obstáculos al liderazgo de Díaz en la mesa, pero la Moncloa ha dejado claro que la parte del PSOE tiene que tener voz en las conversaciones.

"Es una reforma tan importante, tan trascendental, que parece razonable que el ministerio de Inclusión y Seguridad Social participe en los debates, o el de Educación en aquellos aspectos que lo afectan, como la formación profesional", ha apuntado la portavoz del ejecutivo, Isabel Rodríguez. "Quien lidera es el ministerio de Trabajo, pero parece razonable que participen otros ministerios", ha añadido. En cambio, Díaz plantea un acuerdo previo dentro del ejecutivo para llevar una sola voz a las reuniones del diálogo social.

El espacio violeta se queja de que hace meses que el equipo de la ministra de Trabajo ha liderado las conversaciones, y este lunes, después de la reunión con el PSOE, concluyó que, en realidad, había diferencias en el fondo. Unidas Podemos puso el debate encima de la mesa, pero la reunión acabó sin acuerdo. "Es el pan de cada día", ha afirmado esta mañana el portavoz en el Congreso, Pablo Echenique, que ha constatado que "casi todas las reuniones con el socio son apacibles pero acaban sin acuerdo, excepto la última". Es decir, que para desencallar las diferencias acostumbran a hacer falta muchos encuentros, hasta que el último da frutos.

El malestar es patente en Unidas Podemos y se incrementa por el hecho de que el PSOE quite hierro a las divergencias. "Las tenemos que enmarcar en la normalidad del intercambio de impresiones", ha afirmado el portavoz socialista en el Congreso, Héctor Gómez. Según su diagnóstico, las diferencias entre socios no son sobre el contenido, sino sobre "el método". Más tarde, en la habitual rueda de prensa posterior al consejo de ministros, la portavoz de la Moncloa, Isabel Rodríguez, se ha expresado en el mismo sentido.

Bajo el pretexto de la "transversalidad" y la "coordinación entre ministras" que aduce el PSOE, Unidas Podemos ve un intento de diluir los planteamientos de la reforma laboral. "He instado a un debate en el seno del gobierno para delimitar el contenido de la reforma laboral. Yo pensaba que estaba cerrado, porque el debate sobre los contenidos lo tuvimos antes de diciembre de 2020 y de remitir el componente 23 [el que tiene que ver con la reforma del mercado de trabajo] en la Comisión Europea", ha remarcado Díaz, que ha comparecido en la capital italiana después de reunirse con su homólogo, Andrea Orlando.

Falta de concreción del PSOE

"Creo que una vez conozcamos las diferencias, podremos avanzar. El presidente del gobierno [Pedro Sánchez] ha dicho que se compromete a derogar la reforma laboral del PP. Pues veamos los contenidos y cuáles son las discrepancias", ha afirmado la vicepresidenta segunda. Fuentes de Trabajo insisten en la idea de que el PSOE no ha trasladado en qué exactamente no está de acuerdo de la reforma legislativa del mercado laboral. A pesar de las preguntas de los periodistas, Rodríguez no ha querido concretar en qué está de acuerdo y en qué no el gobierno español sobre los aspectos claves del proyecto de Díaz.

Antes de que acabe el año se tiene que remitir a Bruselas el plan de reformas detallado para poder acceder a la ayuda de los fondos europeos, de forma que ni unos ni otros prevén la posibilidad de no llegar a un acuerdo. Pero el plan se ha envenenado. Los dos socios coinciden en que hay que solucionar la precariedad, la alta temporalidad laboral en España y el elevado paro estacional, pero el movimiento de Calviño -con el apoyo de Sánchez- ha evidenciado que en la concreción de las medidas hay diferencias. Durante el día se han producido conversaciones informales, y este miércoles hay una reunión del diálogo social que, con el choque dentro del gobierno, no ofrece grandes perspectivas de adelantos.

"Siempre soy la última en levantarme de una mesa. No me levanto nunca. Siempre trabajo para llegar a un acuerdo. Llevamos desde el 17 de marzo todos los miércoles trabajando con rigor y serenidad en el seno de la mesa de diálogo social", ha insistido Díaz. En la petición de claridad al PSOE, además, la ministra de Trabajo ha recordado que se reunió este lunes con el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, y que no puso "obstáculos a los planteamientos que se están haciendo en nombre del gobierno".

Además, la tensión entre los dos socios se ha trasladado a otros ámbitos, como por ejemplo la ley de vivienda. La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, había pedido comparecer hoy en la rueda de prensa después del consejo de ministros para explicar los aspectos que afectan a su departamento, pero la secretaría de estado de Comunicación lo ha desestimado. Como respuesta, Belarra ha colgado un vídeo en Twitter haciendo su propia valoración.

La crisis también coincide con el malestar provocado por la decisión de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, de retirar el escaño al diputado de Podemos Alberto Rodríguez.

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