El Govern mantiene que la CUP es el "socio preferente" de la legislatura

Los cuperos condicionan el entendimiento a "fijar el horizonte" para un nuevo referéndum

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El presidente del Gobierno , Pere Aragonès, con las diputadas cupaires  Dolors Sabater y Eulàlia Reguant en una imagen de archivo.

BarcelonaEl Govern se resiste a abandonar el discurso del 52%. A pesar del cisma de los presupuestos, la falta de una hoja de ruta compartida y los reiterados desacuerdos –teóricos y prácticos– con la CUP, el ejecutivo mantiene que su prioridad es entenderse con la formación anticapitalista en esta legislatura. Así lo ha expresado este martes en rueda de prensa la portavoz Patrícia Plaja, después de que en las últimas semanas el presidente Pere Aragonès haya apostado por rehacer la mayoría independentista rota a raíz de la negociación por las cuentas. “La CUP sigue siendo el socio de investidura de este gobierno y el socio preferente de este gobierno”, ha remarcado en la comparecencia posterior al consejo ejecutivo.

La posición desde el Palau venía precedida por varias declaraciones en sentido contrario que el diputado Xavier Pellicer había hecho en las últimas horas en una entrevista a la ACN. El cupero afirmaba que, “a pesar de su relato”, el Govern no ha demostrado hasta ahora con hechos la voluntad de acuerdo con el partido asambleario. “La CUP nunca ha parecido ser el socio preferente del Govern”, sentenciaba, y señalaba como ejemplos el pacto con los comuns por los presupuestos o las votaciones con el PSC en el debate de política general en el Parlament. Con todo, descartaba la “influencia” de los anticapitalistas en el rumbo de la legislatura si no se avanza en derechos sociales y nacionales. “Ni la podremos ni la querremos tener”.

La “cortina de humo” del diálogo

Más allá de los choques por el modelo de país, evidenciados con el rechazo de la CUP a los macroproyectos del Hard Rock o los Juegos de Invierno, Pellicer aprovecha la entrevista para avisar al Govern de que no puede utilizar la mesa de diálogo con el ejecutivo español como “cortina de humo” para no avanzar hacia la autodeterminación. Para los cuperos, el referéndum tiene que ser el “solucionador” para superar la “desmovilización” actual y dar continuidad al Procés. Y a pesar de que Pellicer admite que probablemente la eventual nueva votación sobre la independencia no será la “definitiva”, destaca la necesidad de “fijar el horizonte” para celebrarla.

En este sentido, considera que sería “alentador” que Aragonès concretara la fecha de un nuevo referéndum a la cuestión de confianza que ERC y la CUP pactaron para 2023, en mitad del mandato. “Podríamos conseguir un giro en la legislatura y salir de la desmovilización”, opina. Con el no de los anticapitalistas a los presupuestos, sin embargo, los republicanos consideran que el presidente ya no está ligado al compromiso de renovar la confianza del Parlament. Plaja, por el contrario, ha reivindicado la vigencia del acuerdo de investidura para rebatir el cuestionamiento de la mesa de diálogo y ha recordado que la apuesta por la negociación con Madrid era uno de los puntos pactados con la CUP.

Sea como fuere, y con Junts fuera de las conversaciones con la Moncloa, Esquerra afronta el reto de conseguir resultados en el próximo encuentro con la delegación española para poder legitimar su estrategia ante el conjunto del independentismo. La segunda reunión de la mesa en la etapa Aragonès está prevista para enero, según confirmó hace semanas la misma Plaja. No hay, sin embargo, una fecha concreta fijada y se desconoce si hay adelantos o no en los trabajos discretos que están manteniendo los equipos técnicos de las dos partes. “El objetivo de este Gobierno es culminar con éxito el proceso de independencia a través de un referéndum de autodeterminación reconocido”, repetía este martes la portavoz del ejecutivo. El gobierno español mantiene un muro ante este horizonte.

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