Los dirigentes de los partidos nunca saben nada

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ALEIX MOLDES
3 min
María Dolores de Cospedal y Mariano Rajoy juntos en Valencia en una imagen del 2015.

Hay un nexo común entre todos los dirigentes políticos cuando en sus partidos estallan casos de presunta corrupción: nunca tienen constancia de nada. Los tesoreros u otros cargos intermedios -que son los que mayoritariamente acaban condenados cuando los pillan- tienen el control total, dicen sus jefes, sobre la economía de la organización. Así, ni cajas B, ni comisiones del 3%, ni negocios familiares bajo sospecha, ni terrorismo de estado, ni mucho menos tramas de espionaje para encubrir ilegalidades llegan a los oídos de los que, en teoría, tienen la máxima responsabilidad.

El jueves era María Dolores de Cospedal, ex secretaria general del PP, quien retomaba su intervención en la comisión de investigación del Congreso centrada en la operación de espionaje Kitchen. Hace unos meses, Cospedal se hizo la ofendida cuando, ya sentada para intervenir, le comunicaron que se aplazaba su comparecencia porque acababa de ser imputada en el caso. Esta semana ya no ha tenido que recurrir ni siquiera a la muleta habitual (“No sé nada”) que usó en sede judicial, porque se ha negado a declarar.

Mañana será el turno, en el mismo escenario, de Mariano Rajoy. Presidente del PP entre el 2004 y el 2018, secretario general del partido del 2003 al 2004 y número 3 antes de todo esto, acumuló más de dos décadas en los cargos más relevantes de la estructura del PP. Pero esta experiencia política no tenía nada que ver, declaró él mismo ante el juez, con el conocimiento del día a día de la organización. Rajoy no ha sabido nunca nada de la Gürtel, ni de la Kitchen, ni de los papeles de Bárcenas, a pesar de que se haya hecho famoso el “M. Rajoy” que había anotado el extesorero del partido. En la sentencia de la Gürtel, el expresidente del gobierno español se aferraba al párrafo que decía que no se podía afirmar que el PP hubiera cometido corrupción “porque no se solicitaba una condena en este sentido”. En cambio, obvió que el juez validara la existencia de una contabilidad paralela -ya hay tres sentencias que lo confirman-, y, como Cospedal, siempre ha responsabilizado a los tesoreros de todo.

Artur Mas también estuvo en el ojo del huracán por los casos del 3% o del Palau de la Música, que acabó con sentencia contra CDC por haber usado el Palau para financiarse. No se lo ha imputado nunca y han acabado condenados los responsables económicos del partido. Jordi Pujol también ha negado cualquier participación en la financiación ilegal de Convergència -solo ha reconocido una herencia de su padre escondida en Andorra-. Felipe González no salió salpicado de los casos de corrupción del PSOE ni del terrorismo de estado de los GAL (“Ni lo toleré, ni lo consentí, ni lo organicé”). Ni Manuel Chaves ni José A. Griñán sabían nada del escándalo de los ERE (ellos sí fueron condenados). Es evidente que los dirigentes de un partido -como los de una empresa- no pueden controlar absolutamente todo lo que se hace. Pero es curioso que nadie sepa nunca nada.

1.
El detalle
Reunió telemàtica del PSC del Maresme

Robert Lewandoski el miércoles eliminó al Barça de la Champions. Lo celebró con los compañeros del Bayern en el campo y al día siguiente con los militantes del PSC del Maresme. El ex secretario de organización del partido y culé empedernido Esteve Terradas se tomó la eliminación con filosofía y en la reunión telemática usó como nombre de usuario el del delantero polaco. ¿Repetirá con los delanteros del Europa League?

2.
El detalle
La vicepresidenta econòmica, Nadia Calviño.

Fue una breve atención a los medios de la vicepresidenta Calviño la que desató la polémica ahora hace diez días: Netflix y las principales plataformas no se tendrán que someter a las cuotas de catalán. Esta semana seguían las negociaciones con ERC, pero la estrategia de Calviño ha cambiado. Ahora esquiva las preguntas y quiere dejar que funcione el diálogo. Al fin y al cabo, todo el mundo ha acabado asumiendo lo que ella pretendía.

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