El juez de vigilancia penitenciaria avala el tercer grado de Dolors Bassa y Carme Forcadell

La Fiscalía puede recurrir la decisión hasta llegar al Tribunal Supremo

Aleix Moldes
2 min
El fins ara president, Quim Torra, ahir amb Dolors Bassa i Carme Forcadell.

BarcelonaLa ex consellera Dolors Bassa y la expresidenta del Parlament Carme Forcadell han visto avalado este martes el tercer grado penitenciario en el que están clasificadas desde el pasado 14 de julio. El tribunal de vigilancia penitenciaria número 1 de Catalunya ha desestimado el recurso de la Fiscalía porque no ve motivos de peso para hacerlas volver al segundo grado, que les impediría salir a diario de la prisión y pasar los fines de semana en casa. Entre otros, el juez destaca el buen seguimiento por parte de las dos de los programas de tratamiento y también el hecho de que hayan descartado seguir en la vida política.

La decisión es la misma que tomó en agosto el juzgado de vigilancia penitenciaria número 5 en relación con el resto de presos políticos, pero hay una diferencia fundamental: en el caso de los hombres la juez decidió suspender la aplicación del tercer grado hasta que el Tribunal Supremo tome una decisión definitiva. La Fiscalía puede presentar ahora recurso contra el tercer grado de Forcadell y Bassa y llevar el caso hasta el Supremo.

Argumentos a favor de las presas

El juez remarca en la resolución que "el tercer grado no es una medida de gracia o un indulto atenuado, sino una modalidad de cumplimiento de la condena", una vez se ha observado un progreso. De hecho, descarta, tal como pedía la Fiscalía, que la condena por sedición suponga un agravante a la hora de descartar la semilibertad. "La gravedad delictiva y el tiempo de cumplimiento no constituyen obstáculos insalvables si la respuesta al tratamiento penitenciario es la adecuada".

En el caso de Forcadell, el tratamiento "transversal" que está siguiendo dirigido específicamente a evitar la "reincidencia" está funcionando, según el juez, con una implicación "óptima" por parte de ella, consiguiendo "una actitud favorable de autocrítica". Por eso, el juez no ve "ningún obstáculo" a mantenerla en el régimen de semilibertad, teniendo en cuenta "los bajos factores de riesgo, la buena empatía y la óptima estabilidad".

Tanto respecto a Forcadell como Bassa, el juez considera que el hecho de haber abandonado la vida política ayuda a reducir el riesgo de reincidencia. En el caso de la expresidenta del Parlament lo expresa subrayando que, además de hacer una tarea de voluntariado, tiene un "normal acercamiento al entorno familiar, sin proyecto de efectividad en la vía política". En el caso de Bassa, el juez destaca que "haya descartado ofertas de regreso al ámbito político".

De la ex consellera también remarca que "es valorada como cumplidora de los objetivos del programa de tratamiento, motivación y positivos recursos personales para la reorientación vital sin elementos de riesgo, siendo asumible su capacidad para llevar a cabo de forma adecuada un régimen de vida en semilibertad ".

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