42 ANIVERSARI DE LA CONSTITUCIÓ ESPANYOLA

Igualdad: siete ‘padres’ para una Constitución sin perspectiva de género

Marta Rodríguez Carrera
2 min
Un home netejant una pintada contra el patriarcat i el capital d’una paret d’un carrer de Barcelona.

Con siete padres -ponentes- y ninguna madre reconocida públicamente, la Constitución de 1978 consagra el principio de igualdad en el artículo 14, en el que postula por la no discriminación por ningún motivo: ni por sexo, religión, raza, opinión ni circunstancias. El espíritu, sin embargo, se rompe en la autoenmienda que supone el 37, el apartado que prioriza la sucesión de la corona al hijo varón de los reyes, ante una virtual hermana mayor. Esta discriminación es la primera de las dos ocasiones en las que en el texto aparece la palabra mujer. En la segunda, en el artículo 32.1, lo hace para recoger el derecho al matrimonio con plena igualdad, así que el papel explícito de la mujer queda relegado a ser una segunda opción o esposa.

Para Tania Verge, directora de la Unidad de Igualdad de la UPF, el texto "invisibiliza" a las mujeres y subraya que en los debates se "despreciaron las reivindicaciones de los movimientos feministas" de la época. En esa primera legislatura, solo había un 5% de diputadas, menos que en la República, y la sociedad dio por buena la "igualdad formal" de la Constitución porque permitía enterrar la legislación franquista que había tratado a las mujeres como menores de edad, recuerda Marisa Fernández, de Elna Advocades, que apunta, sin embargo, que "no es una igualdad real". Si la norma es igual para todos "en circunstancias diferentes", entonces es "discriminación", señala. Pasadas cuatro décadas, las costuras del texto se tensan por un cambio social más que evidente y el empuje de las feministas. ¿Hubiera sido diferente la Constitución con más mujeres en la política? "Seguro que sí", responde Carme Cuartero, secretaria de la asociación Dones Juristes, para quien en una futura modificación habrá que evitar las "igualdades genéricas" y especificar, en cambio, "condiciones específicas del género ignoradas".

Los avances hacia la igualdad se han hecho a golpe de leyes y de recursos, así que desde el feminismo se ve imprescindible que se reconozcan los "micromachismos", los puntos de partida que llevan a la "discriminación" de las mujeres, dice Marisa Fernández. Se trata de disponer de una Constitución "con perspectiva de género", que incluya la importancia de los cuidados, amplíe los derechos sociales y blinde el "derecho de las mujeres al propio cuerpo -aborto-, a los derechos sexuales y reproductivos y al acceso a los métodos reproductivos" pero también a una vida "libre de violencia machista y de LGTBIfobia", relata la profesora de la UPF. Para Fernández estos derechos no pueden quedar a merced del sesgo del gobierno y Congreso de turno y apunta también la importancia de incluir la obligatoriedad de una "educación igualitaria real". La del 78 es una Constitución "desfasada", resume Cuartero.

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