JxCat y ERC se reprochan mutuamente la incertidumbre electoral

BarcelonaSi algo se ha repetido en esta legislatura son los reproches constantes entre JxCat y ERC a pesar de ser socios de gobierno. Ahora, con el Parlament disuelto y el gobierno en funciones, la suspensión cautelar del decreto que aplazaba las elecciones del 14 de febrero al 30 de mayo es la nueva excusa para seguir igual. Incluso públicamente. Esta vez se acusan mutuamente de ser los responsables de la incertidumbre electoral.

En el Parlament, el presidente del grupo de Esquerra, Sergi Sabrià, ha acusado a JxCat de querer "desgastar" a los republicanos haciendo "de oposición y de gobierno" a la vez. "Lo podríamos llamar, por ponerle un nombre, modus operandi Costa"–en alusión al vicepresidente primero del Parlament–. Por ponerle un nombre cualquiera, pero quizás modus operandi Borràs también podría funcionar", ha criticado.

El republicano se ha referido al decálogo que JxCat presentó el lunes para votar en pandemia, que planteaba avanzar el sorteo de los miembros de las meses electorales para que tuvieran tiempo de ser vacunados, establecer el voto anticipado o votar durante dos días. Sabrià ha replicado que "el 90% de las cosas que salen, o se están haciendo o no se pueden hacer", y ha añadido que "es triste, un poco cínico y muy mala praxis".

Junts no ha tardado en replicar a través del diputado Francesc Dalmases, que ha tildado de "spot electoral" y "espacio nervioso de campaña" de Esquerra las palabras del republicano. "Ha hecho la doctrina Sabrià, que es acusar de desleales y de cinismo [a JxCat] en un acto de deslealtad y cinismo".

También a través de Twitter, el vicepresidente de la cámara por JxCat, Josep Costa, ha tuiteado defendiendo posponer los comicios, pero asegurando que "era previsible y evitable". También ha lanzado un dardo al departamento de Exteriores, que se encarga de organizar las elecciones, y al de Salud, que pilota la gestión contra el covid.

La polémica no es nueva de hoy, sino que la tensión entre JxCat y Esquerra ya sobrevolaba ayer al ejecutivo, a pesar de la imagen de unidad que quisieron exhibir la consellera de Presidencia, Meritxell Budó, y el conseller de Exteriores, Bernat Solé, a mediodía en la comparecencia del Govern.

Guerra abierta

Con la aceptación por parte del TSJC de las medidas cautelarísimas contra la suspensión del 14-F, los republicanos apuntaron a los servicios jurídicos de la Generalitat, que dependen de Presidencia, y que habían avalado el decreto que aplaza los comicios –incluso considerando que el riesgo de que el tribunal aceptara la suspensión cautelar era mínimo–. Por su parte, Costa pidió la dimisión de "alguien" apuntando a los consellers de Esquerra, sin citar a ninguno en concreto.

Al atardecer, en declaraciones a TV3, el vicepresidente, Pere Aragonès, intentó cerrar la polémica –que este miércoles ya se ha reabierto– asegurando que se había actuado siguiendo el criterio de los servicios jurídicos y después de una "deliberación" de todo el Govern entero. Desde ERC, sin embargo, además de apuntar a los servicios jurídicos también recuerdan que, si Quim Torra hubiera convocado elecciones antes de ser inhabilitado como president por el Tribunal Supremo, los comicios ya se podrían haber celebrado. Claro que el argumento de Torra para no hacerlo fue la incidencia de la pandemia, exactamente el mismo que ahora ha puesto sobre la mesa la Generalitat para optar por el aplazamiento de los comicios.

Mientras unos acusan a los otros y los otros acusan a los unos, en lo que todos coinciden es en apuntar al PSC, que creen que ha inspirado algunas de las impugnaciones presentadas, y también al TSJC, porque lamentan que, de nuevo, los tribunales tengan la última palabra. Y, a pesar de todos los reproches públicos y privados que acumulan, JxCat y ERC continúan garantizando que seguirán gobernando juntos después de las elecciones, sean el 14-F o el 30-M.