CAMÍ DEL 14-F

Objetivo: evitar ser el candidato invisible

Los partidos trabajan a contrarreloj para dar a conocer a sus candidatos

Aleix Moldes
5 min
Objectiu: evitar tenir el candidat invisible

Barcelona¿Quién es este/a señor/a que sale por la tele? Si esta pregunta se la hace mucha gente, a pocos meses de las elecciones, cuando ve alguno de los candidatos, significa que algún partido tiene un problema. El 14-F habrá récord de nuevos aspirantes: sólo uno, Miquel Iceta, repetirá como cabeza de lista. Y él es quien menos se tiene que preocupar por su índice de conocimiento, una variable que obsesiona los equipos de comunicación.

De entre los nuevos, quien parte con ventaja en este capítulo es el actual Vicepresidente del Gobierno. El Barómetro del Centro de Estudios de Opinión (CEO) todavía no pregunta por él, pero el reciente sondeo del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales (ICPS) apunta que le conoce el 70,3% de la ciudadanía y que esta cifra supera el 80% entre los independentistas. Hace un año, en una encuesta interna de Esquerra, se situaba alrededor del 60%. ¿Qué ha pasado en este tiempo? “Cuando lo presentamos como hombre fuerte hace un año, muchas de las críticas decían que era un buen gestor pero que tenía poco liderazgo. Pero cuando llegó el covid-19 resultó que la capacidad gestora es un valor a la alza”, reflexiona el coordinador de la Oficina del Vicepresidente, Raül Múrcia, que, además, rechaza que Aragonès no tenga carisma. Desde la inhabilitación de Quim Torra es el máximo representante de la Generalitat y, por lo tanto, su cuota de pantalla ha crecido.

Las encuestas dicen que Aragonès se jugará la presidencia con Laura Borràs, de quien no hay datos recientes. Apenas hace una semana que ganó las primarias de JxCat, pero el partido no está preocupado por su popularidad. “Mientras fue consejera de Cultura no pasó desapercibida, ha sido cabeza de lista a las generales y ha tenido proyección en Madrid”, remarca el jefe de comunicación del partido, Pere Martí. Ahora tienen un plan específico de proyección de la candidata que, como sucede con Aragonés y Oriol Junqueras, compartirá protagonismo con Carles Puigdemont. “Es la primera mujer con posibilidades reales de ser presidenta”, subraya Martí, como punto de facilitación de su trabajo.

En el espacio posconvergente también se presenta el PDECat con Àngels Chacón, de quien tampoco hay datos públicos. “No me ha preocupado nunca ser más o menos popular, hacerme más o menos fotos, hacer más o menos tuits. A mí me ha preocupado trabajar”, decía hace unos días en el Diari de Tarragona. Ahora bien, los expertos recomiendan que los candidatos se preocupen más de este tipo de cosas.

Artur Mas fue el elegido por Jordi Pujol para sustituirlo como dirigente de CiU en 2001, cuando lo nombró conseller en cap. Pero hacía tiempo que se preparaba. En el año 1999, al conseller de economía Mas no le conocían ni el 30% de los catalanes. En 2003, el CIS ya lo situaba alrededor del 80%, y en el primer Barómetro del CEO, en 2004, esta cifra era del 86,7%.

Exposición mediática

“Cuando no tienes un índice de notoriedad por encima del 70% se hace muy difícil competir”, explica Joan Francesc Cánovas, que dirigió la oficina de comunicación de la Generalitat en aquella época. “Teníamos que pasar de un gobierno -el último de Pujol- 100% presidencialista a explicar que no era trabajo de una sola persona”, recuerda. Mas fue nombrado portavoz en 2000 y esto le dio un cierto grado de conocimiento. “Durante un tiempo dijimos que sí a prácticamente a cualquier participación mediática”. Y las imágenes eran muy importantes: el 2002 participó en uno de los relevos de las 24 h de Montmeló. “En la foto salía despeinado y sudado, y era una imagen que nos situaba a favor de la F1”.

Antes había dado otro impulso a su popularidad cuando le empezaron a imitar en el programa Set de nit de Tv3. “Al principio imitaban Pujol y basta. Nosotros les sugerimos que lo imitaran a él como quisieran y Andreu Buenafuente nos lo compró”. Era un Mas robot interpretado por Toni Albà. Los índices de conocimiento “se dispararon”.

La primera vez que Xavier Domènech salió en el Polonia no había imitador y lo representaron con un muñeco que hacía de niño Jesús. Pasó en pocas semanas de ser un candidato completamente desconocido a ganar las generales del 2015 en Catalunya. Unos meses después, el CEO le asignaba un índice de conocimiento del 41% (llegó al 65% el 2018). A diferencia de los equipos de comunicación del Gobierno y del CDC que impulsaron a Mas, en su caso fueron cuatro personas durante tres semanas. “Fuimos a todos los medios posibles, hasta a la radio más pequeña”, destaca. Y recuerda los debates electorales como una buena plataforma.

A Alícia Sánchez-Camacho los primeros datos del CEO el noviembre del 2008 la situaban en el 52%. Cuando llegaron las elecciones del 2010 había llegado al 77%, a pesar de que no era diputada. Aún así, ella iba a los plenos y hacía todas las declaraciones a los medios. ¿Entrevistas? Tantas como pidieran, incluso a la prensa deportiva. Y su equipo hizo un esfuerzo para darla a conocer más allá de la política. “Presentamos un logotipo propio y una campaña titulada Alícia 2010. Lo importante era que la gente conociera su nombre”, detalla Leyre Usón, entonces jefe de prensa del Parlament. Detrás de la campaña había merchandising con globos, llaveros y folletines que se enviaban a casas para explicar quién era. Facebook, Twitter, Flickr e incluso un videoblog ayudaron. Y, claro, el aparato estatal del PP.

El candidato actual del PP tiene un problema similar al de Camacho el 2008, pero con poco tiempo para reaccionar. A Alejandro Fernández lo conocen el 35% de los catalanes, según el CEO. “Tenemos un candidato nuevo, poco conocido, con el grupo más pequeño y una baja cobertura mediática”, se justifica el vicesecretario de comunicación del partido, Albert Fernández Saltiveri. Cuando relevó a Xavier García Albiol se hizo una campaña para darle a conocer: “Tú nueva Voz en Catalunya”, decía el eslogan, que jugaba con la referencia al show televisivo que busca talentos musicales desconocidos. Ahora son conscientes de lo que se juegan. “Tenemos que aprovechar muy bien los pocos momentos de atención que tenemos”, explica Saltiveri. En dos años, Fernández ha invitado a Torra a cenar en la noche de Navidad, le ha dicho que los dos son “españolazos”, o ha cantado a Manolo Escobar en el Parlament. “Y estos vídeos han tenido un impacto en las redes”.

A la candidata de los comunes, Jéssica Albiach, tampoco la conocen ni la mitad de los catalanes (40,9%), y su equipo es consciente de que tienen mucho trabajo por delante. “Para que te escuchen, antes te tienen que conocer”, apunta la jefe de prensa de la candidata, Ariadna Cortés. En enero, después del acuerdo de presupuestos con el Gobierno, registraron un pico de subida de su notoriedad: se diseñó un plan comunicativo para que Albiach explicara el pacto a todos los medios.

La importancia de las siglas

En Ciudadanos, ni Carlos Carrizosa ni Lorena Roldán se acercan al grado de conocimiento que tenían Albert Rivera o Inés Arrimadas a pesar de haber sido el primer partido del Parlament en los últimos años. Y la CUP es el único partido que todavía no ha elegido candidato. La notoriedad de sus líderes no ha sido nunca su fuerte (a Carles Riera le conocen el 48,8%), pero es el partido que más huye de los personalismos, cambiando habitualmente de cabeza de lista. Y no es un problema para sus votantes. Según el sondeo del ICPS, los cupaires son los que más valoran el partido (67,9%) por encima del candidato (17,9%). En general las siglas acostumbran a prevalecer más a la hora de decantar el voto (55%-29%), pero todos trabajan para que el suyo no sea el candidato invisible del 14-F.

stats