Gobernabilidad en el Estado

Pedro Sánchez esquiva por ahora el desgaste

La falta de plazos y la discreción permiten a la Moncloa sacar a Catalunya del foco

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Pedro Sánchez y Pere Aragonès este miercoles

MadridDespués de que miércoles se celebrara la reunión de la mesa de diálogo, en Madrid se hablaba sobre todo del recibo de la luz y el salario mínimo interprofesional. El conflicto catalán ha hecho saltar por los aires la dinámica política en el Estado durante los últimos años, continúa siendo determinante y es percibido como fuente de desgaste, pero se produce la paradoja que, conectándose al diálogo con el independentismo, el líder socialista ha conseguido esta semana un respiro. La condición de trabajar lejos de los focos y sin plazos reduce el desgaste que cada cita pública genera sobre el presidente español, Pedro Sánchez, que, además, ve cómo se aclara el panorama de la legislatura si afianza los votos de ERC en los próximos presupuestos.

Lunes, de hecho, en la misma entrevista en TVE en que anunció su presencia miércoles en Barcelona, Sánchez sacó hierro al hecho de que el PP se situara por encima del PSOE en algunas encuestas. "¡Pero si las elecciones son en 2023!", dijo con la confianza de quien ve cómo se le aclara el horizonte de la legislatura. Superado el episodio de los indultos con menos rasguños –por ahora– de los previstos, la derecha continúa atacando a Sánchez por negociar con la Generalitat, pero ya busca otros flancos con los que poder erosionar al gobierno español.

Aun así, el día siguiente de la reunión, PP y Cs coincidieron en anunciar que pedirán la orden del día y las actas porque no se creen la palabra de Sánchez. La presidenta del partido naranja, Inés Arrimadas, señaló que alguien había "mentido", porque según ella el presidente español dijo que no se había abordado la autodeterminación y Aragonès sí. Lo cierto es que los dos coincidieron con que se habló de ello, pero el líder del PSOE dejó claro su rechazo. Por su parte, el líder del PP, Pablo Casado, jueves ya no podía sostener que Sánchez había "pactado el referéndum que piden Aragonès y Puigdemont", tal y como había denunciado lunes cuando el líder socialista anunció que asistiría al Palau de la Generalitat.

La derecha también se queja del instrumento en sí, porque entiende que rompe la igualdad respecto a las otras comunidades, pero algunos barones territoriales que han percibido que el perímetro es el marco constitucional ya se han afanado a solicitar también un espacio así. Es el caso del presidente andaluz, Juanma Moreno Bonilla. Más allá de alguna voz disonante, el PP tiene claro que el problema de la energía es el principal flanco por donde actuar contra Sánchez y que Catalunya queda en un segundo plano.

Blindar el diálogo y la legislatura

No marcar fechas en el calendario de la mesa de diálogo permite a Sánchez estirar el instrumento los dos años que quedan de legislatura en el Estado. La consecuencia directa es que se encomienda a ERC y a la mayoría de la investidura –sin Junts– durante este tiempo, lo que se tiene que reflejar este otoño con los presupuestos. Los republicanos han subrayado que su voto dependerá antes que nada de que se cumplan los pactos que facilitaron el apoyo al proyecto de 2020. Uno es la regulación de los precios del alquiler, y habrá que ver si las fuerzas de izquierdas del Congreso vuelven a presionar al PSOE. Las conversaciones en la coalición sobre la ley de vivienda están encalladas, pero Unidas Podemos no lo pondrá como línea roja para las cuentas, sobre las que, ahora sí, ya han empezado a trabajar dentro de la coalición.

Si salen adelante, el plan de Sánchez es que la legislatura ande con la recuperación económica y la gestión de los fondos europeos como principales retos, y que la Comisión Bilateral y la mesa de diálogo avancen sin ruido. Si el Tribunal Supremo no revoca los indultos, un obstáculo menos. En 2023 se abrirá un nuevo escenario, con Aragonès necesitado de presentar argumentos al independentismo para que le renueve la confianza en el Parlament y la llegada de un nuevo ciclo electoral: autonómicas y municipales en mayo, y generales, si no hay cambios, a finales de año.

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