Coronavirus

Un anticuerpo monoclonal reduce las hospitalizaciones por covid-19 en un 85%, según los fabricantes

Es un tratamiento caro y que se administra por vía intravenosa para el que se tramitará la autorización en los Estados Unidos y otros países

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Investigadors trabajando en un laboratorio, en una imagen reciente

Un tratamiento experimental para el covid-19 a base de anticuerpos ha reducido la hospitalización de enfermos en un 85%, según han anunciado los fabricantes del fármaco, Vir Biotechnology y GlaxoSmithKline (GSK). El Comité Independiente de Monitorización de Datos, que ha analizado los resultados de los ensayos que se han hecho con el medicamento en los Estados Unidos, ha recomendado parar la incorporación de más pacientes al estudio porque considera que ya hay pruebas de una gran eficacia.

La recomendación se basa en los datos de 583 pacientes adultos considerados población de riesgo, entre los cuales se ha observado la reducción de un 85% de las hospitalizaciones en el grupo que recibía el fármaco en comparación con el grupo placebo que recibía una sustancia inocua. A raíz de estos resultados, los fabricantes están preparando la documentación para solicitar la autorización para comercializar el fármaco a la agencia del medicamento norteamericana (conocida como FAD), así como a las agencias reguladoras de otros países. A diferencia de este nuevo fármaco, los tratamientos con anticuerpos autorizados hasta ahora en los Estados Unidos habían mostrado en algunos casos reducciones de las hospitalizaciones de un 60%.

El medicamento ensayado, denominado VIR-7831, es un anticuerpo monoclonal capaz de bloquear el coronavirus e impedir que infecte las células del cuerpo. El fármaco recibe el calificativo de monoclonal porque solo está constituido por un solo tipo de anticuerpo. Desde que estalló la pandemia, investigadores de todo el mundo han analizado el abanico de anticuerpos que el cuerpo genera durante la infección para ver cuáles son más efectivos y producirlos en forma de medicamento en un laboratorio. Pero el caso del anticuerpo VIR-7831 es diferente. No proviene de ningún paciente de covid-19 recuperado, sino de una persona que superó la SARS en 2003. Como esta enfermedad está provocada por un coronavirus muy parecido, los investigadores lo utilizaron en pruebas de laboratorio y vieron que también bloquea la proteína S que el nuevo coronavirus usa para infectar las células.

Además, bloquea una parte de la proteína que es común en los dos virus y, por lo tanto, se cree que cambia poco en los procesos de mutación que están dando lugar a las nuevas variantes. En este sentido, los fabricantes del fármaco han publicado un estudio en el repositorio en línea bioRxiv que todavía está pendiente de revisión por expertos, en el que afirman que el VIR-7831 también es capaz de neutralizar las variantes británica, sudafricana y brasileña del virus, que tienen mutaciones en otras zonas de la proteína S. En caso de confirmarse, esto es especialmente interesante porque los tratamientos en base de anticuerpos monoclonales que se han probado hasta ahora no han tenido éxito con las variantes. Como están constituidos solo por un anticuerpo, si el virus cambia justo en la zona donde lo bloquea el anticuerpo, el medicamento pierde efectividad.

Resultados con cautela

"Cualquier aportación es positiva en una pandemia como esta, pero no creo que este tipo de fármaco sea la solución", valora Manel Juan, jefe de inmunología del Hospital Clínic de Barcelona. "Solo con una mutación, que es fácil que se produzca dada la alta circulación del virus, puede hacer aparecer una resistencia al tratamiento", aclara. Sobre estos resultados, que solo se han difundido en una nota de prensa de los fabricantes, el profesor de tecnología biomédica de la británica Universidad de Reading, Alexander Edwards, ha reclamado en declaraciones a la agencia Science Media Centro que se necesita "ver todos los datos del ensayo para entender qué pacientes se pueden tratar y cuándo se les tiene que administrar el medicamento".

Esta es una de las claves de los tratamientos basados en anticuerpos: si se dan demasiado tarde, cuando la enfermedad ya es grave como consecuencia de la respuesta exagerada del sistema inmunitario del paciente, son poco eficaces. A pesar de esto, si se administran a tiempo, en principio se pueden proteger personas con un riesgo alto de desarrollar formas graves de la enfermedad. Otras limitaciones de estos tratamientos son el precio (pueden costar, como mínimo, más de 1.000 euros por dosis) y que se tengan que administrar por vía intravenosa durante sesiones de dos o tres horas, cosa que se tiene que hacer en un centro sanitario, al que el enfermo tiene que acudir cuando es más contagioso.

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