10 curiosidades de la nueva Notre-Dame (polémica incluida)

BarcelonaCerca de las siete de la tarde del 15 de abril de 2019 un incendio devastó la catedral de Notre-Dame de París. Emmanuel Macron prometió reconstruir el gozo del gótico en cinco años y muchos expertos creían que ese plazo era imposible, y más aún habiendo pasado una pandemia. Francia ha hecho un esfuerzo titánico por recuperar el esplendor de su iglesia icónica en un tiempo récord. Este sábado finalmente se inaugura con la reunión de la plana mayor de la política mundial y con conciertos de artistas como Lang Lang y Gustavo Dudamel.

La decisión inicial fue reconstruir el templo de era como era. Ha sido necesaria una reforma integral, que sólo ha detenido la cóvid-19, lo que ha impedido que se reabriera durante las Olimpiadas. Se han recuperado o recreado todos los elementos estropeados o destruidos, como algunas esculturas, aunque las estatuas y decoraciones más valiosas del templo salieron indemnes. También se ha recreado el bosque de vigas de madera que sujetaba el tejado (lo que ha implicado talar miles de robles centenarios del bosque de Bercé, que eran el material original), las cubiertas de plomo (a pesar de los problemas de contaminación en el barrio que causó durante el incendio y la oposición de grupos ambientalistas) y la aguja. El mobiliario se ha limpiado o sustituido. Las campanas se han restaurado en el mismo taller de Normandía donde nacieron hace cientos de años. El órgano se ha desmontado pieza por pieza para limpiar los 8.000 tubos de los que consta.

Dado que la aguja de Notre-Dame no era original sino fruto de una restauración del siglo XIX obra de Eugène Viollet-le-Duc, el presidente Macron intentó dejar su impronta en la rehabilitación del siglo XXI y propuso construir una aguja de estilo contemporáneo. Un millar de expertos y la presión popular hizo que tuviera que "renunciar ante la presión", según Julien Lacaze, presidente de Arts et Patrimoine, la asociación de defensa del patrimonio más antigua de Francia. Por último, el perfil de Notre-Dame no cambiará: tiene una aguja de madera forrada de plomo de 90 metros de alto con el diseño de Viollet-le-Duc.

Lo que sí se cambiará, y no sin polémica, son seis vidrieras de la fachada sur, obra de la restauración de Viollet-le-Duc del siglo XIX. El plan prevé sustituirlas en el 2026. Un movimiento liderado por especialistas en arte y patrimonio contrario al cambio ha logrado 200.000 firmas porque creen que va a romper "la unidad arquitectónica" del monumento. Lacaze incluso ha anunciado un recurso judicial. Como las vidrieras sobrevivieron al incendio, los expertos consideran que deben mantenerse en su sitio, pero el presidente y el Arzobispado de París quieren dar un toque más contemporáneo a la catedral. Escogerán un artista actual, con un presupuesto de 3 millones de euros. Sin embargo, el concurso aún no se ha abierto. La nueva Notre-Dame también contará con tres tapices de Miquel Barceló, que estarán situados en la capilla de la nave lateral norte.

El mobiliario de madera, que se ha cambiado por motivos naturales de desgaste, también ha recibido críticas. Se han colocado muebles de diseño que algunos ven con una "estética de coworkingTampoco se han expuesto los 60 cuadros monumentales que adornaban el templo, y que fueron retirados durante la Revolución Francesa, y que ahora están esparcidos por el país.

El gallo que corona Notre-Dame es un emblema de Francia: lo llevan al escudo los equipos nacionales y muchas marcas francesas, y se considera símbolo de orgullo y fuerza por su potente canto tempranero. Se ha diseñado un nuevo gallo recubierto. de oro que corona la aguja a una altura de 96 metros, obra de Philippe Villeneuve. Dentro hay reliquias que se consiguieron salvar de el incendio (como los restos óseos de Saint-Denis, del siglo III, y de la patrona de la capital, Sainte Geneviève) y un pergamino con el nombre de las 2.000 personas que han intervenido en la reconstrucción del templo.

Se ha limpiado la piedra, las pinturas y los frescos que el humo y el paso del tiempo habían oscurecido. Sencillamente, es blanca porque no está sucia. "El color blanco de la piedra es lo que había sido escondido por siglos de suciedad", mientras que ahora se pueden observar los "colores intensos" de las pinturas del siglo XIX, afirma Julien Lacaze. "La catedral parece recién hecha y podría parecer neogótico —reflexiona Josep Maria Boronat, presidente de la Agrupación de Arquitectos para la Defensa y la Intervención en el Patrimonio Arquitectónico (AADIPA)—. Pero cuando rehaces una estructura qué debes hacer: darle una pátina ficticia que le envejezca o dejas que lo haga el tiempo? te inventas un paso del tiempo. Es un tema complicado", apunta. Una opción sería haber dejado un área sin restaurar para observar el efecto del accidente en los muros.

Existe el proyecto de abrir un museo dedicado a Notre-Dame que se ubique en el complejo del Hôtel-Dieu, adyacente a la catedral. Aquí se podrían ver las vidrieras restauradas del siglo XIX que Macron quiere sustituir, y también el anterior gallo que coronaba la iglesia y que ha quedado dañado.

El encargado de la restauración fue un militar ya jubilado, Jean-Louis Georgelin, quien Macron llamó a filas. Había sido jefe del Estado Mayor de las fuerzas francesas, destinado en Afganistán o en los Balcanes. Georgelin falleció en agosto del 2023 en un accidente en los Pirineos con 74 años. Él coordinaba el organismo público de creación express, Rebâtir Notre-Dame de Paris, que gestionaba las obras. El comité de expertos de la Comisión Nacional de Patrimonio y Arquitectura (CNPA) es un órgano consultivo que depende del ministerio de Cultura y ha elaborado sus informes de restauración. La UNESCO ha evaluado tres veces las obras de reconstrucción desde 2019 y ha certificado que son compatibles con el valor del edificio como Patrimonio de la Humanidad.

El impacto emocional de ver a Notre-Dame destruida fue mayúsculo para los franceses. Las donaciones para su restauración ascendieron a 600 millones en 24 horas. Por último, 340.000 donantes de 150 países han logrado recolectar más de 850 millones de euros. Han sobrado 150 millones para futuras intervenciones en el edificio, porque los andamios continuarán colocados hasta el 2026.

A partir del lunes comienza la apertura normal a los visitantes. El ministerio de Cultura ha abierto el debate de si habría que empezar a cobrar entrada, como se hace en otros monumentos en todo el mundo, pero la idea ha generado tanto escándalo que han aparcado la idea para más adelante. Aparte de la gratuidad, con el objetivo de evitar colas se ha desarrollado una aplicación digital que permitirá reservar franjas horarias para la visita.