Arte

La historia de 'La masía' de Joan Miró: una obra maestra centenaria con una fuerza irresistible

La Fundación Mas Miró celebra el aniversario con un ciclo de actividades durante todo el año

BarcelonaLa fuerza de La masía de Joan Miró es universal e incombustible, quizás por su carácter ultralocal: un siglo después continúa siendo un cuadro cautivador capaz de evocar la vida rural en el Baix Camp y al mismo tiempo hacer volar la imaginación. "Hem de hacer un esfuerzo mental y viajar cien años atrás, cuando no había wifi, ni móviles, ni autopistas, ni trenes, ni petroquímicas, ni campings, ni hoteles", reclama uno de los nietos de Miró, Joan Punyet Miró. "Es como viajar a un mundo que ya no existe, porque la destrucción del paisajes ha sido caótica y terrorífica, y lo que nutría a Miró era la fuerza telúrica", explica.

A pesar de todo, asegura que con la visita a la masía todavía es posible encontrar un poco de la "energía que tenía Miró cuando pintaba los grandes cuadros surrealistas y la masía era un laboratorio del surrealismo catalán". Miró la consideraba una obra esencial. "Cuando sospechaba que alguna de sus obras podía constituir un nuevo hito en su carrera la comparaba con La masía, con la seguridad de que los interlocutores, marchantes o amigos, se harían a la idea de su importancia", afirma Alex Fernández de Castro en el libro La masía, un Miró para Mrs. Hemingway, publicado por la Universitat de València.

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"Sufría terriblemente, bárbaramente"

Joan Miró trabajó en el cuadro durante nueve meses con mucha intensidad

La masía fue un punto de inflexión en la trayectoria de Miró. La empezó en Mont-roig después de una exposición en la galería parisiense La Licorne donde no vendió ninguna obra. “Después de aquella exposición volví aquí –recordó el mismo Miró durante una conversación con el escritor Francesc Trabal publicada en La Publicitat–. Y otra vez Mont-roig me acogió con toda su claridad y toda su vida. Entonces quise cerrar todo aquel periodo mío que desde Mont-roig veía tan claro. La masía fue el resumen de toda mi vida en el campo”. La creación de la pintura se prolongó durante nueve meses y fue un trabajo arduo: “Trabajaba siete u ocho horas diarias. Sufría terriblemente, bárbaramente, como un condenado”, decía.

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Un cuadro rechazado

"No había manera de que ningún marchante se quedara con 'La masía'"

La salida al mercado de La masía fue muy difícil. En Barcelona no la quiso el coleccionista Lluís Plandiura, y cuando Miró volvió a París el rechazo lo "hundió". “No había manera de que ningún marchante se quedara con La masía. Ni que quisiera mirársela”, reconoció. Sí que se lo quedó en depósito el galerista Paul Rosenberg gracias a la intervención de Picasso, como reconocía el mismo Miró. Como unos dos meses después el cuadro no se había vendido, Rosenberg sugirió a Miró que lo cortara para venderlo en ocho trozos. Esto hizo enfadar a Miró y se llevó el cuadro a “la miseria” de su taller. La historia de la pintura dio un giro cuando Miró conoció a Ernest Hemingway, que se lo compró en 1925 por “unos dos o tres mil francos” para regalárselo a su primera mujer, Hadley Richardson. 

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Aun así, viajó bastante antes de llegar a su hogar definitivo, la National Gallery de Washington: el cuadro estuvo colgado en el domicilio parisiense del matrimonio. Después de separarse, Hadley se volvió a casar y se llevó la pintura a Estados Unidos, y más adelante se la dejó a Hemingway, que se había trasladado a Cuba. Después de la muerte de Hemingway, Hadley quiso recuperar el cuadro, pero Mary Hemingway, que era la heredera del autor, se negó. El caso acabó en los tribunales y en 1964 llegaron a un acuerdo extrajudicial según el cual Hadley renunciaba a cualquier derecho sobre el cuadro a cambio de 20.000 dólares. Después de estar expuesto en varias ocasiones en la National Gallery de Washington, ingresó en la colección permanente en 1987.

Entre el costumbrismo y la mística

'La masía' ha sido objeto de interpretaciones muy diversas

A Joan Miró no le gustaban las interpretaciones enrevesadas de sus obras. De La masía dijo, como recuerda uno de sus biógrafos, Josep Massot, que se había limitado a representar lo que allí había: “Empecé La masía directamente del natural, en Mont-roig. Después la continué en Barcelona y la acabé en la Rue Blomet. Todo estaba en la masía que pintaba, todo, el gallinero… No es inventado”. Aun así, el cuadro ha sido objeto de las interpretaciones más diversas: el crítico Robert Hughes creía que Miró había encontrado la inspiración en las figurillas de los belenes populares catalanes y mallorquines, mientras que para la profesora de arte contemporáneo Maria Josep Balsach tiene un carácter alegórico, según el cual, siguiendo la admiración del artista por la pintura románica y gótica, La masía sería una alegoría de la muerte simbólica de Joan Miró y su resurrección como pintor. Por eso, en el cuadro están los objetos propios de la pasión de Cristo, como la columna, el gallo, la escalera y las arma Christi: “Algunas de estas arma Christi, especialmente las que no pueden desentonar de la voluntad realista que Miró quiere dar a este cuadro, las encontramos recluidas en el espacio encuadrado del gallinero: la escalera, el gallo, el cíngulo, la columna, la esponja y los dados, de una manera inequívoca; otros pueden ser tan solo indicados: el tronco muerto lleno de espinas (corona de espinas), el comedero (monedas de oro), la azada (lanza u objeto cortante)”, explica Balsach. Otro detalle simbólico del cuadro es el árbol que lo preside, que representaría “el árbol de la vida”, que estaría conectado con el árbol del Conocimiento del Génesis y el de la Crucifixión. 

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Un artista arraigado

'La masía' se ha considerado como un emblema de la catalanidad de Miró

Una de las lecturas más conocidas de La masía es que es una señal de la catalanidad de Miró. "Es una revisión de la etapa de Miró en Catalunya más fructífera, en la que realmente entiende el grito de la tierra y hace poesía de los árboles, del paisaje, del mar, de la luz y del diálogo de los insectos", explica Punyet Miró. "Miró siempre decía: «La esencia de mi obra es Catalunya, la esencia de mi pintura es Mont-roig». Por eso siempre que viajaba a París llevaba una algarroba dentro del bolsillo", recuerda su nieto. "Joan Miró era un gran embajador de la catalanidad en el mundo", subraya.

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El Mas Miró continúa evolucionando

Poco a poco vuelve el público y están previstas nuevas obras de rehabilitación

Los actos conmemorativos del centenario de La masía serán un estímulo excelente para que el público vuelva al Mas Miró después de la pandemia. "La recuperación es lenta, no estamos a los niveles de antes de la pandemia, ningún museo lo está, pero hacemos una valoración muy positiva y apostamos por seguir con nuestra trayectoria", afirma la directora de Mas Miró, Helena Juncosa. Todos los espacios de la casa y del taller susceptibles de recibir público ya están rehabilitados y las obras continuarán con la casa donde vivían los trabajadores de la masía para convertirla en un edificio de servicios del centro, a pesar de que todavía no se han concretado ni la fecha ni el presupuesto. "Fue muy acertado hacer las obras por fases porque a la hora de hacer el plan de usos estamos replanteando lo que se había pensado al comienzo para adecuarlo a las necesidades reales de la fundación y hacia donde queremos tirar", explica la directora.

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Del campo a las estrellas: una selección del programa del centenario de 'La masía'
  • Miró OníricpEl Mas Miró estrena el primero 'hall escape' sobre el artista, una actividad al aire libre con juegos de lógica y enigmas para toda la familia para conocer mejor la obra del artista.
  • 'La masía' toma vidaMandrilla Asociación y la Masía de Castelló harán un viaje al pasado con una recreación histórica de Mas Miró de hace un siglo, para entender la atmósfera que rodeaba al artista (25 de junio).
  • 'Siliqua: Story walker'El actor Pol López estrena un espectáculo sonoro sobre la masía con la luz, la tierra y los insectos como protagonistas (a partir del 10 de julio).
  • La Masía ResonanteEl compositor Hèctor Parra hará el preestreno mundial de siete de las 23 'Constelaciones' que forman su ciclo poeticomusical con textos de Arnau Pons (30 de junio).
  • De la Masía al MuseoEl conservador de la National Gallery de Washington, Harry Cooper, y el nieto de Miró, Joan Punyet Miró, reflexionarán sobre la importancia del contexto en el cuadro (27 de octubre).