El Museu Tàpies comienza a revelar los enigmas de André du Colombier
La primera monográfica de este artista nacido en Barcelona revela cómo quiso mantenerse en los márgenes del mundo del arte
BarcelonaEl enigmático artista André du Colombier (Barcelona, 1952 - París, 2003) es recordado por las insólitas acciones que solía realizar en las mesas de los bares: sentado al otro lado de su público, sacaba de una bolsa de plástico todo tipo de objetos banales y los desplegaba unos minutos. Después, los recogía y se marchaba. Estos objetos eran de todo tipo, como se puede ver a partir de este miércoles en el Museu Tàpies en la primera monográfica de Du Colombier en un museo: había unos candados que parecen de juguete, botellitas llenas de arena de colores, unos pequeños jarrones chinos de imitación, platos de plástico de colores metálicos. de las figuras más enigmáticas del arte de la segunda mitad del siglo XX", tal y como dice la directora del Museu Tàpies, Imma Prieto. "Podemos decir que es un artista maldito, radical, en el sentido etimológico de la palabra, de ir a la raíz del mismo lenguaje y cuestionar su funcionalidad", añade.
La exposición lleva por título André du Colombier. Un punto de vista lírico, citando un texto que firmó pero que, en su línea elusiva, quizás no escribió él mismo. Du Colombier nació en Barcelona, donde sus padres ejercían de profesores, y vivió allí hasta los diez años. Instalado en París, estudió literatura y filosofía, y más adelante abandonó la vía académica y se declaró artista. "No es que estudiara arte o se interesara por la creación artística, sino que pensó en utilizar el contexto del arte para realizar sus declaraciones, que adoptaron la forma de exposiciones, normalmente en espacios pequeños en París", afirma el comisario de la muestra, Adam Szymczyk. De hecho, todos los materiales expuestos fueron hallados en el domicilio de la galerista polaca Anka Ptaszkowska y catalogados en Barcelona. Además de los objetos, con los que creaba unas "pequeñas explosiones de sentido", como explica el comisario, pueden verse un conjunto de fotografías y otros trabajos con palabras y textos. "Utilizó las imágenes y los objetos como los poetas utilizan las palabras", explica.
Un artista melómano y muy miope
Los apellidos de nacimiento de Du Colombier eran Paliard Iscu, y los cambió cuando decidió dedicarse al arte, donde siempre fue una figura queridamente marginal. Entre las pocas cosas que se saben de él está su gusto por la ópera y la música clásica y que debió de ver poco, porque llevaba unas gafas gruesas. Apenas participó en unas pocas exposiciones. Y convirtió las grabaciones en contestadores automáticos, algunos groseros, en una forma de arte, como también se puede comprobar en la muestra, que estará abierta hasta el 22 de febrero del 2026. "No llegó muy lejos con su obra –explica el comisario–. Du Colombier no formaba parte de estas redes y sistemas que ya a finales de los años la escena internacional que empezaba a tomar forma junto con lo que ahora conocemos como mercado del arte. Por tanto, Du Colombier estaba completamente en la periferia. Fue una decisión consciente.
Una de las razones de su desinterés era que veía a los museos como uno de los brazos del poder. "El precio de ello fue existir en la periferia económica y existencial. Fuera de un círculo muy pequeño de amigos más o menos cercanos a París y Francia mayoritariamente, no tuvo un grupo de apoyo fuerte ni un grupo de colegas", explica Szymczyk.