Noor Abed: "Sientes constantemente que te están arrebatando algo"
El Museu Tàpies expone el vídeo que el artista ha hecho gracias a la beca de producción de la Fundació Han Nefkens
BarcelonaLa artista palestina Noor Abed (Jerusalén, 1988) es una de las personas a las que la construcción del muro de Israel alteró profundamente la vida. Su trayectoria había comenzado en el campo de la performance, pero aquellas restricciones añadidas la obligaron a replantearse cómo podía expresarse, y halló un nuevo medio en el videoarte. "Viví media vida en Jerusalén, hice el bachillerato, pero cuando construyeron el muro tuve que trasladarme a Ramala. Después no me permitieron entrar en Jerusalén, y creo que mi cuerpo no lo entendió", afirma Noor Abed con motivo de la exposición al Museo Tàpies de uno de sus últimos trabajos, el vídeo En night we held between, fruto de haber ganado la beca de producción de videoarte Han Nefkens Foundation Museo Tàpies de 2022, dotada con 15.000 euros.
En night we held between, que puede verse hasta el 27 de julio, es una película empapada de una carga espiritual, y al mismo tiempo política, con la que Abed quiere revelar capas invisibles de la dura realidad de Palestina. Tiene un papel central la Canción por los luchadores, que encontró en el archivo sonoro del Popular Art Center de Palestina "Estoy obsesionada con estar cerca de la muerte, y con la manera injusta como matan a la gente. Y siempre pienso: ¿dónde van?" Así, regresó a las cuevas donde había realizado la película anterior para representar una atmósfera que para ella es muy densa, llena de las almas de las víctimas injustas de la guerra. "Siento un zumbido a mi alrededor, es pesado. Como si tuvieras que cortar el aire para andar", dice Abed.
Todo el proceso de creación refleja el drama de la invasión israelí. Abed tuvo que acelerarlo a raíz del desencadenamiento del "genocidio", como dice ella misma, en octubre del 2023, y durante el rodaje recibieron la visita de colonos armados. "Constantemente tienes un sentimiento de desposesión, de estar perdiendo algo, o más bien, que te lo arrebaten", dice el artista, para quien la película analógica es otro cuerpo "muy precioso" del que debe cuidar para que no se estropee. "No puedes ver qué has filmado hasta que las películas no llegan al laboratorio y vuelven —añade—. Así que el hecho de no poder ver qué estoy filmando mantiene también la tensión, y las películas viajan conmigo, atraviesan fronteras, controles, escáneres, y quedan afectadas por los sistemas, por la ocupación, por las negociaciones para que los vigilantes de la frontera todo esto". Asimismo, Abed explica que en las películas se nota el hecho de que hayan pasado por un escáner. "Las películas son como una extensión de mi cuerpo", remacha el artista.
Los trabajos de Abed, que vive entre Amsterdam y Palestina, tienen un fuerte carácter comunitario. Los intérpretes son parientes, amigos, o aldeanos de su pueblo. "Quería trabajar con la comunidad, los rituales, con la pregunta de quiénes somos como seres humanos. Porque también estamos mayoritariamente deshumanizados en esta máquina capitalista y sionista. Así que también me interesó ese aspecto humano, y volví a la historia, a los rituales, a la comunidad, porque es una base de resistencia. Y al paisaje que me,".
Elevar la vida diaria a la categoría de ritual
Aunque ahora Abed hace más vídeo que performance, el movimiento y la coreografía siguen siendo esenciales en sus trabajos, y volverá a Barcelona para actuar en la próxima edición del festival Sâlmon. Las coreografías de los intérpretes deEn night we held between están basadas en movimientos cotidianos, entre ellos los que ha observado en funerales, y creando nuevas coreografías para danzas populares. "Quizá la cuestión es convertir los movimientos corrientes en rituales, porque en cualquier comunidad los rituales forman parte de la resistencia. Y la reclamación de la historia y la lengua. No se puede vivir sin la tierra, no quiero soltar ese sentimiento constante de desposesión que tienes en Palestina, es demasiada parte de nuestra identidad", dice Abed.
La beca Han Nefkens Foundation Museu Tàpies ha marcado un punto de inflexión en la trayectoria de Abed, que siempre trabaja con película de 16 milímetros. Con el dinero que recibió pudo comprar muchas más bobinas de las que puede permitirse con su sueldo de profesora, una cámara y el revelado de las películas en un laboratorio de Londres, y pudo pagar a todos los intérpretes. "La beca me ha cambiado la vida —reconoce Abed—. Pude trabajar con más gente, y no tuve que preocuparme por el dinero, y eso es muy raro para mí". Las becas se basan en la trayectoria de los candidatos y, como recuerda Han Nefkens, cuando el jurado vio el trabajo realizado por Abed, se lo concedieron "por unanimidad". "Con la beca los ganadores tienen dinero y tiempo para trabajar, entre unos nueve meses y un año, pero no somos demasiado rígidos en cuanto a plazos", dice Nefkens.
Además de poder hacer realidad una obra que de otro modo no habrían hecho, con la beca los artistas tienen la oportunidad de exponer en museos de todo el mundo: antes del Museu Tàpies, En night we held between se pudo ver en el Centro de Arte Contemporáneo NTU de Singapur, el WIELS de Bruselas, el Museo de Arte Contemporáneo y Diseño de Manila y el Jameel Arts Centro de Dubai. desde una perspectiva de género, clase y raza.