'Sadomasoqués': artistas tocados por Cadaqués

BarcelonaCadaqués deja una huella profunda, tanto en aquellos a los que seduce como a los que no llega a cautivar. El artista Antoni Muntadas llegó por primera vez en 1956 invitado por unos compañeros de clase. Se alojó en una casa de Coderch y Correa & Milà, antes de que apareciera el fenómeno de las casas modernas de Lanfranco Bombelli. "Venía de Barcelona, ​​y fue un choque muy grande choque –recuerda Muntadas–. Me impactó que en Cadaqués se vivía de una manera muy diferente, muy transparente, sobre todo cosmopolita. La gente que conocía allí eran belgas, franceses... Muchos han vendido las casas a gente de Barcelona y todo esto ha cambiado". Así que Muntadas continuó yendo a pesar de todas las dificultades, como las curvas del camino, la tramontana, las playas pedregosas y el agua fría, y un vino que se volvía agrio. Y junto a otros tocados por Cadaqués empezaron a popularizar el término de Sadomasoqués.

Ahora la idea de Sadomasoqués ha llegado al mundo del arte y da título a una exposición comisariada por Vicenç Altaió que puede verse en la galería Cadaqués de Huc Malla hasta el 28 de septiembre. En Sadomasoqués. Disfrutar con sufrimiento hay obras de cerca de un centenar de poetas, artistas y cineastas de diferentes generaciones vinculados con Cadaqués, entre ellos Laia Abril, Frederic Amat, Yamandú Canosa, Anna Dot, Beth Galí, Anna Malagrida, Man Ray, Antoni Miralda, Jordi Mitjà, Dieter Roth, Albert Serra y Rosa Tharrats. Asimismo, existen Erika Prüfert Borrell (que también coordina la muestra), Joan Fontcuberta, Richard Hamilton, Marine Hugonnier, Rogelio López Cuenca, Ester Partegas, Carlos Pazos, Pedro G. Romero, Joan Vehí y Zush/Evru, entre otros. Y el propio Muntadas aporta un trabajo hecho con piedras de las playas de Cadaqués.

El objetivo es responder al interrogante sobre la identidad de Cadaqués que plantea Muntadas. "No hemos hecho una antológica por tendencias artísticas, sino una encuesta; no sé si es una palabra que le gusta, pero es una interpelación", dice Vicenç Altaió, quien se plantea profundizar en Cadaqués más allá de ideas genéricas. "El arte no trabaja con el cliché, sino que interpela. En estos momentos que los micromundos se venden y todo ha ido hacia la tendencia de la compraventa de la imagen, aquí quien habla es el lenguaje del arte", explica el comisario.

Pero aunque la muestra tenga una tesis digna de museo, la experiencia será muy distinta. "He dicho al Vicente que hagan un montaje de chatarrero, de anticuario, que tengas que sacar una obra para ver cuál hay detrás", dice Muntadas, que fue un artista pionero en Cadaqués cuando en 1974 hizo el Cadaqués Canal Local en la misma galería, entonces dirigida por Bombelli. En un momento en el que sólo existía la Televisión Española franquista, Muntadas creó un sistema multicanal que emitía entrevistas a personajes representativos de la villa, desde pescadores hasta artesanos, en varios espacios de la población. Si entonces Muntadas dio "la voz al pueblo", como dice Altaió, ahora la mujer "a la comunidad artística". "La calidad de Cadaqués viene por su propia dificultad, y la dificultad es un valor cultural –explica el comisario–. En el ámbito del consumismo inmediato, es todo lo contrario. Todo es una facilidad, una copia, una multiplicación, y eso lleva a la degradación ambiental. Esta exposición tiene valor porque habla de la conciencia de que hay que devolver a los lugares. Los ultralugares tienen un símbolo, y Cada ultralugar tienen un símbolo.

Altaió da la biblioteca y el archivo a Cadaqués

Por otra parte, coincidiendo con la inauguración de la exposición, Vicenç Altaió ha anunciado que la villa de Cadaqués ha aceptado su ofrecimiento de darles su biblioteca y su archivo, que estarán disponibles en la futura biblioteca de la localidad, junto con otros fondos que permitirán reconstruir la historia cultural del sitio. "El Ayuntamiento está marcando una línea para hacer una apuesta cultural, y han dicho que lo harán. Están trabajando en los pasos burocráticos y administrativos, pero están altamente sensibles, con la misma fe que dio en su momento la Fundació Miró: tener fe hace hacer", dice Altaió.