'Las señoritas de Aviñón' y las 'fake news' de Campdevànol
Alain Moreau, un coleccionista francés, ha publicado en el boletín de la Real Academia Catalana de Bellas Artes de Sant Jordi el texto titulado Picasso y el arte primitivo. Los 'negros' de Picasso salen de la Catalunya francesa, cuyas tesis han sido ampliamente recogidas por diferentes medios españoles e internacionales. Moreau sostiene que los frescos medievales de Campdevànol, Sant Martí de Fenollet y el Devoto Cristo de Perpiñán influyeron en la pintura de Picasso Las señoritas de Aviñón (Las demoisellasde Avingon, 1907), y descarta la influencia del arte negro. Estas afirmaciones son fake news por la falta de rigor histórico y documental. Al difundir su "visión", Moreau contamina a la opinión pública que, sin suficientes elementos de juicio, se forma una idea errónea sobre una de las pinturas más importantes del siglo XX y genera falsas expectativas picassianas entre los habitantes de Campdevànol.
El antecedente de este texto es El enigma de Campdevànol, un fotomontaje de 1995. Allí, "manipulando fotografías de fotografías de copias de reproducciones –y así ad infinitum– de un apunte" (Àngela Molina, ABC, Cataluña, 1995), Moreau, que se autodefine como un "terrorista del arte", bautizó el montaje como el Premanifiesto de Campdevànol. Picasso terminó de pintar Las demoisellas en verano de 1907 y las pinturas prerrománicas de Campdevànol no fueron descubiertas por Ramon d'Abadal hasta dos años más tarde, en agosto de 1909. Para sortear un hecho tan bien documentado, Moreau recurre a una pirueta y desvía hasta Campdevànol el viaje que Picasso hizo a Gó ¡el artista como descubridor de los frescos!
La bibliografía presentada por Moreau está desfasada. Posiblemente por eso insiste en la oposición entre arte negro y románico, superada ya hace décadas. Leo Steinberg (The philosophical brothel, 1972) desautorizó la opinión de Barr sobre Las demoisellas como obra maestra del período negro. Ya demosté en mi tesis doctoral, dirigida por la doctora Lourdes Cirlot (Iconografía picassiana 1905-1907. Influencia de la pintura pompeyana, 2009), galardonada con el Premio Blecua (Universidad de Barcelona, 2012), la influencia de la pintura pompeyana durante estos años y como ésta se combinó con el arte románico catalán desde la estancia de Picasso en Gósol hasta Las demoiselles de Aviñón. Las únicas influencias románicas documentadas en la célebre obra de Picasso provienen de dos modelos escultóricos ubicados en Barcelona: la Eva del claustro de Sant Pau del Camp y la virgen de Gósol (actualmente en el MNAC).
El viaje a Gósol
A finales del siglo XIX y principios del XX, Cataluña empezaba a recuperar su pasado y el románico y el gótico se pasaron a considerar el arte nacional. Picasso pintaba motivos románicos y góticos de Barcelona, paseaba con Vidal Ventosa por el barrio antiguo, contemplaba piezas románicas y góticas restauradas por los hermanos Junyer Vidal y, al ver frontales de altar, capiteles, tallas, grupos escultóricos, etc., en la exposición Arte antiguo (1902), fijó en la memoria el esquema básico del románico. Sin documentación no puede vincularse ninguna imagen picassiana a una románica, ya que el artista tenía interiorizados los rasgos de este estilo. En Gósol, el ambiente, la talla de la Virgen y las celebraciones propiciaron la exteriorización de los modelos románicos en su pintura.
Picasso y Fernande Olivier llegaron a Barcelona el 20 de mayo de 1906 y el día 27 estaban en Gósol. La pareja permaneció una semana en Barcelona. Cogieron el tren de las 6 de la mañana en Barcelona, con una parada de 12 minutos en Manresa, y continuaron con el Ferrocarril Económico de Manresa hacia Berga, llegaron a Guardiola de Berguedà, aproximadamente a las 11.46 h. Desde allí hasta Gósol hicieron "un largo recorrido de varias horas a lomo de una mula", según relata Fernande. Las mulas avanzan a 10 km/h; si no se detuvieran, recorrerían los 36,8 km de distancia en 4 horas. Sin embargo, con descansos de 1 hora y 15 minutos cada 9 km, llegaron por la noche.
El dr. Fontbona apoya la hipótesis de Moreau situando, ficticiamente, a Picasso en Ripoll, cerca de donde estaban los frescos de Campdevànol. Basa su argumento en un error sobre los "ferrocarriles de Catalunya", ignorando que desde 1904 el trayecto hasta Guardiola lo cubría la compañía manresana. Así, sostiene que Picasso viajó con la línea Barcelona-Ripoll, aunque el tramo Ripoll-Gósol (73,8 km) no pudiera hacerse en un día con mula.
Los frescos de Campdevànol: enterrados y tapiados hasta 1909
El ilustre de Vic Ramon d'Abadal (1888-1970) –estudiante de derecho y de historia, aficionado a la arqueología, a hacer excursiones culturales y al dibujo–, en agosto de 1907 desescombró planos de la iglesia La Vella de Campdevànol, situada en una finca. Acabado el trabajo, el 18 de agosto escribía a L. Nicolau que, al marcharse, detectó pequeños fragmentos de pintura entre dos paredes adosadas, tal y como detalló Francesc Vilanova en Ramón de Abadal entre la historia y la política (1996).
En 1909, De Abadal derribó parte del muro del siglo XII para comprobar si, efectivamente, había pinturas, y el 28 de agosto publicó el hallazgo en la Gazeta Montanyesa de Vic: "La pintura, encajonada entre las dos paredes, y pese a que el agua que se filtraba la borró en gran parte, al separar las piedras, logró obtener un croquis que permite hacerse cargo del efecto, por lo que imposible con la sola visión directa del original…".
El croquis acuarelado se difundió en blanco y negro, el original se perdió y Pijoan hizo una copia en color en 1948. Desde 1909 se ha publicado repetidamente la noticia de la Gazeta Montanyesa, pero Moreau sigue difundiendo su fantasía. No es ningún error, son fake news. Picasso terminó Las demoisellas en agosto de 1907 y de los frescos de Campdevànol, tapiados y derruidos hasta 1909, no había visto ni las migajas.
Nuevas fuentes iconográficas
Ahora, Moreau añade dos fuentes iconográficas para Las demoisellas: los frescos románicos de Sant Martí de Fenollet y el Devoto Cristo de Perpiñán. En la primavera de 1906, Pijoan instó a la publicación de Las pinturas murales catalanas, pero sólo se conocían unos dibujos de los frescos de Pedret, y "Brutails señalaba la existencia de los de Fenollar". En 1910 apareció el fascículo de Fenollar.
Moreau propone dos viajes de Picasso a Fenollet para justificar la influencia de los frescos en Las demoisellas y otras obras. ¿Durante unas vacaciones, apuntadas por André Salmon y negadas por el artista, en el verano de 1907? Según notas de Gertrude Stein (Richardson, Vol. II), calculo que podrían ser, aproximadamente, del 4 al 8 de agosto, o entre el 12 de julio y una visita de Daniel-Henry Kahnweiler. Poco tiempo para visitar amigos en Banhòlas o Carcasona, y desde allí hasta Fenollet (259 km x 2, o 140 km x 2), como insinúa Moreau. Si no, en 1906, desde Barcelona: imposible, puesto que la Dra. Mercè Vidal en Danza y música como fuente de vida y creatividad por Picasso (2016) documentó que permanecieron allí una semana, no tres como aventura Moreau.
Los vínculos que Moreau propone entre Las demoisellas y estos frescos se basan –si es que pueden considerarse– en microcoincidencias ópticas. Son filiaciones basadas en rasgos genéricos (rostro ovalado, ojos almendrados) del románico o en un rayado del fondo para el Desnudo en la draperie. No es consistente.
El Gran desnudo drapeado (1907) y después La ofrenda (1908) derivan de un estudio para Las señoritas de Aviñón, en la que una señorita se relaciona con el marinero que le ofrece una bolsa. El modelo para la pareja es un dibujo de Mercurio y Fortuna, rascado en el muro con estilete, que Picasso encontró en el libro de Gusman sobre Pompeya. Picasso reproduce el corte metálico, el doble perfil de las figuras, la ausencia de una mano, las rayas del sombrero, la bolsa, las actitudes, etc.
Un jefe de Fenollet no es el modelo para el retrato de Fontdevila (busto romano del libro de Gusman) ni para el autorretrato de Praga (relacionado con majestades románicas). No se pueden establecer vínculos entre Fenollet y estas obras (1906 y 1907) a partir del autorretrato de 1972.
Moreau se refiere a la extraña forma bajo la barbilla de la señorita agachada de Las demoisellas como "excrecencia [...] No se sabe qué es: un tumor, que sorprendentemente nadie ha estudiado" –no me consta– y propone dos modelos de Fenollet sin sentido (una cabeza y el ribete del manto real). En mi tesis ya señalaba que "la crítica no ha prestado atención a esta extrañeza que no se puede asociar con las máscaras negras ni con la escultura ibérica", y presentaba el modelo que inspiró a Picasso: la Eva de un capitel situado en el claustro de Sant Pau del Camp, pintado por Picasso en el 189 Ángulo del claustro de Sant Pau del Camp. La extraña forma es una gran mano bajo la barbilla que evoca la vergüenza de Eva al recibir la reprobación divina y ser expulsada del paraíso. Picasso reproduce el movimiento de los brazos, el ojo derecho y la ceja (el otro ojo y la nariz, arrancados del capitel, los dibuja traumáticamente), la marca lateral por la boca, la oreja, las incisiones horizontales entre la oreja y el pulgar, el rallado de la melena modelo. de los burdeles. Eva y la talla de la virgen de Gósol son los únicos modelos románicos documentados para Las demoisellas.
Moreau reivindica como modelo picassiano al Devoto Cristo de Perpiñán, que Cabanne ofrecía como ejemplo genérico de los rasgos románicos de algunas demoisellas. Y no se entiende a Moreau cuando, en referencia al Gran desnudo drapeado (derivado de Las demoisellas), dice: "Son mandorlas paleocristianas profanadas por Picasso en sus nudos femeninos". Yo concluía que Las demoiselles de Aviñón son un templo-burdel en el que tiene lugar una gran teofanía paganocristiana (no paleocristiana) en la que conviven, básicamente, modelos pompeyanos y románicos, obviamente, nudo.
Concepción Boncompte Coll es doctora en historia del arte y autora de la tesis 'Iconografía picassiana 1905-1907. Influencia de la pintura pompeyana' (2009)