Tus vídeos domésticos también son cine
Una exposición en CaixaForum reivindica el valor artístico, histórico y patrimonial del cine doméstico del último siglo
BarcelonaLos primeros pasos de una hija, la emoción del día de Reyes, el viaje de boda a Canarias, una visita familiar a Montserrat o, incluso, un parto salvaje. Desde hace un siglo, la fiebre por grabar momentos memorables de la vida cotidiana ha crecido exponencialmente. La evolución de la tecnología, desde las primeras cámaras portátiles con película de 16 milímetros de 1923 —era la cámara que utilizaba Mandronita Andreu, la hija del doctor Andreu— hasta la expansión de los teléfonos inteligentes con cámara a finales de los 2000, pasando por formato del medio y ha expandido las posibilidades del cine doméstico. Una exposición en CaixaForum de Barcelona reivindica todo este legado audiovisual no profesional, que durante años se ha despreciado, como un patrimonio con un valor sociológico, histórico y estético incalculable. Es más, incluso invitan a los visitantes a conservar su material doméstico ya llevarlo a los archivos y museos más cercanos, como material valioso no sólo para la familia sino para la sociedad. La historia actual está escribiéndose con las cámaras de nuestros móviles.
El recorrido por [Rec]ord, que puede visitarse hasta el 7 de junio, excitará la nostalgia del público porque es fácil sentirse reconocido en las imágenes domésticas de cualquier otra familia. "Nadie nos ha enseñado a grabar pero todos filmamos los mismos temas y de la misma forma", afirma Núria F. Rius. Detrás hay una cultura audiovisual, unas prácticas y una industria que nos ha moldeado la mirada incluso sin ser conscientes de ello. El cine doméstico se define porque aquél que filma, lo que es filmado y el público coinciden, porque suelen ser familia o amigos. Es un cine que tiene una estética propia, porque técnicamente es imperfecto y lleno de errores, y habitualmente los protagonistas interactúan con la cámara. La muestra quiere poner en valor ese legado que hasta ahora tenía sólo un sentido afectivo. "Es la historia escrita desde abajo, de lo común de la sociedad, de los particulares", dicen los comisarios.
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Betas y filmes
[Rec]ords parte de un estudio académico sobre El cine doméstico en España, liderado por Efrén Cuevas, catedrático de la Universidad de Navarra, que junto con la investigadora Núria F. Rius son los curadores de la muestra. Además de exponer los aparatos más populares de las últimas décadas, el visitante puede observar en gran formato imágenes habituales del cine doméstico, temáticas como los viajes, las celebraciones, las vacaciones y la ciudad, en tres saltos temporales a lo largo del último siglo, detectando la evolución de las costumbres, los paisajes y las estéticas. También existe una aproximación a los usos que la televisión ha hecho del cine doméstico, sea en forma de documentales (Material sensible, en TV3) o de entretenimiento, como el mítico Betas y filmes (La Trinca, 1990) o Vídeos de primera (TVE), un formato que ha evolucionado en el¿APM?
El cine experimental también ha aprovechado los vídeos domésticos, sea para hacer narraciones autobiográficas, sea para encontrar nuevas formas de contar la historia a través de la microhistoria. El caso paradigmático es The Maelstrom, de Péter Forgács, que hace una crónica del Holocausto a través de las cintas domésticas y alegres de una familia acomodada judía holandesa, que grabaron la vida en los años 30 y cómo les iban marginando hasta llegar a rodar dentro del gueto. Incluso documentaron el día que se les llevaban a lo que creían que sería un campo de trabajo y en realidad era Auschwitz. En la muestra se pueden ver algunos cortometrajes y fragmentos, y en la plataforma CaixaForum+ existe un ciclo dedicado a este cine.
Producida por la Fundación la Caixa, y vista ya en Zaragoza y Valencia, la muestra se va adaptando a cada ciudad con metraje nuevo de cada lugar, proveniente de filmotecas y archivos personales. El último tramo de la exposición plantea si todavía existe el cine doméstico, si es lo que hacemos con el móvil. "La respuesta es intermedia, ni es radicalmente nuevo ni es permanente y estable cómo entendíamos el cine doméstico", dice la comisaria. Seguimos grabando los mismos temas y nuestros vídeos siguen teniendo un valor testimonial, pero el uso individual y conectado a las redes ha cambiado la perspectiva: "Hemos pasado del memento al momento. De la preservación del recuerdo al uso sincrónico de compartir un momento presente", dice Núria F. Rius. La hibridación del lenguaje audiovisual y el límite difuso entre lo público y lo privado están cambiando las reglas del juego.