Arte

El 'califa' amigo de Picasso que veraneaba en Ibiza

El poeta Josep Palau i Fabre visitó el pintor modernista Eveli Torent poco antes del estallido de la Guerra Civil

BarcelonaA lo largo del siglo XX pasaron por Ibiza personajes de todo tipo, desde el filósofo alemán Walter Benjamin hasta los hippies más tronados, pasando por innumerables autores, artistas y fotógrafos catalanes, españoles e internacionales. Pocos son tan especiales como el pintor badalonés Eveli Torent (Badalona, ​​1876 – Barcelona, ​​1940), un amigo de Picasso y Carles Casagemas de los años de Els Quatre Gats que veraneó en la isla desde los primeros años 20 hasta el ' estallido de la Guerra Civil, en un lugar tan excepcional como una torre de defensa que había comprado, la torre de Rovira. Era conocido gracias a las crónicas de la época en la que Eveli Torent y su mujer, Consuelo Hernán, convirtieron la torre en una atracción. Crearon un pequeño museo de armas antiguas y hallazgos arqueológicos y un parque de esculturas con los materiales del lugar, y ellos mismos se presentaban fantasiosamente ante los visitantes como el Gran Califa y la Califina del Califato de es Pallaret. Ahora la historia de Eveli Torent y sus estancias en Eivissa da un nuevo giro con la aparición de dos fotografías que otro visitante ilustre, el poeta Josep Palau i Fabre, hizo en Torent poco antes de la Guerra Civil.

Entonces Palau i Fabre tenía 19 años, aún no había hecho de Picasso uno de los pilares de su obra, y parece que no averiguó, o no lo reveló, quién era aquel personaje fabuloso. Cómo quedó recogido en la revista Papitu a la vuelta de Eivissa, Palau i Fabre se encontró con el sobrino de Torent, el abogado y escritor Josep Roure i Torent, que también había hecho estancias en la isla y que más adelante publicaría en el exilio la recopilación Cuentos de Eivissa, y en este artículo no hay ninguna referencia a Eveli Torent.

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Josep Palau i Fabre tampoco manifestó que le hubiera reconocido cuando escribió Picasso y sus amigos catalanes, donde sí sitúa inicialmente a Torent como “un pintor de la escuela de Mallorca”, ni cuando evocó sus recuerdos ibicencos en un artículo publicado en los años 90. “La torre de Rovira –una de las siete torres de defensa que coronan la isla– era ocupada en ese momento por una pareja de catalanes, marido y esposa”, escribió Palau. “No sé los motivos que les habían hecho elegir esa vida –explicó el poeta–, pero sé que le envidié. Nos permitieron visitar la torre, pero sólo la planta baja. En todo caso, recuerdo una plagasidad del huésped, diciéndonos que en el piso superior tenía el cordero o harén y que si queríamos penetrar en él debíamos someternos a ser expurgados por unas grandes tijeras que tenía allí colgadas”. Y a continuación recordó los aires arabescos del lugar que había inmortalizado en las fotografías, donde se puede ver cómo Torent bautizaba a una visitante en un fregadero de piedra: “También tenía una lanza y un casco de acero. Un par de muchachos de nuestra comitiva, se medio disfraza con aquellos utensilios, simulando la guardia del fortín”.

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Maestro gran masón

Eveli Torent es una figura todavía poco conocida, aunque se conservan pinturas y dibujos suyos en el Museo de la Música, el Museo de Badalona, ​​el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) y en diversas colecciones privadas. Al principio de su trayectoria estuvo en contacto con el pintor mallorquín Antoni Gelabert, y más adelante colaboró ​​en publicaciones como La Esquella de la Torratxa. Una razón de este desconocimiento es que llevó una vida nómada: se instaló en París durante más de una década en el cambio de siglo, donde se relacionó con Hermen Anglada Camarasa, pintó sobre todo temas folclóricos ilustraciones para diversas revistas. También realizó estancias en Inglaterra, Argentina y Estados Unidos, y destacó como retratista de figuras como el rey Jorge V de Inglaterra, el presidente estadounidense Woodrow Wilson, el rey Alfonso XIII y el general Primo de Rivera .

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Cuando empezó a veranear en Ibiza parece que su arte se había vuelto más bien convencional, aunque las obras que dedicó al paisaje de la isla permanecen en paradero desconocido. Otra razón puede que fue una figura controvertida ideológicamente: fue gran maestro masón de grado 33, el más elevado, y asistió a la constitución en Ibiza del triángulo masónico ibicenco, una actividad por la que fue detenido durante una de sus estancias en la isla. Precisamente en el interior de la torre podría haber pintado varios símbolos masónicos como la escuadra, el compás y el delantal. Eveli Torent volvió a ser detenido, esta vez fatalmente, después de la guerra, dentro de las actividades del Tribunal Especial de Represión de la Masonería y el Comunismo, y murió en 1940 poco después de salir de la Modelo, donde el pintor Josep Rocarol lo había encontrado "todo cargado de sarna".

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A Eveli Torent y su mujer el estallido de la guerra les sorprendió en Ibiza y vivieron un callejón sin salida: mientras que los diarios de la época aseguraban que sobre la torre de Rovira ondeaba la bandera republicana, el pintor va ser denunciado con una carta publicada en Diario de Barcelona de haberse puesto al servicio del comandante del bando franquista Juli Mestre, a quien parece haber conocido durante los trayectos entre Barcelona e Ibiza; de hecho, a Torent le llegó a detener a un miliciano republicano. Después de conseguir volver a Barcelona, ​​Torent desmintió la acusación con otra carta publicada en el mismo medio en octubre de 1936 y reivindicó su “historial de más de cuarenta años de lucha por la Igualdad, la Fraternidad y el Trabajo ”.

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Así que el aura de Eveli Torent parece ir más allá de la de un artista. “Podemos resumir que Eveli Torent fue artista de Els Quatre Gats desde el primer momento de aquel local, que pintó «a la moderna», retrató con gran estilo, ilustró libros serios y parodias”, dijeron los historiadores Francesc Fontbona y Lluïsa Sala, los autores de uno de los pocos estudios sobre Torent. “Pero fue mucho más que un pintor, un retratista o un ilustrador –dijeron también–. Tuvo el privilegio de ser uno de los hombres que atestiguaron el cambio de siglo, y con él, el cambio de estética. Además de artista, nos preguntamos si fue un visionario, un humanista o un inconformista...”