Alicia en el país de los supremacistas blancos

¿Ha filmado Sean Price Williams con The sweet east ¿la gran novela americana del siglo XXI? Puede parecer impertinente hacerse esta pregunta en la crítica de una pequeña película independiente, pero laopera prima como director de uno de los principales directores de fotografía del cine indie de la última década captura como hacía tiempo que no se veía una cierta idea de Estados Unidos, tan esquizofrénica como excitante.

En la mejor tradición de la road movie, The sweet east es un viaje por el paisaje del país y al mismo tiempo un relato iniciático desde los ojos de una adolescente de 17 años llamada Lillian (Talia Ryder). El guión de Nick Pinkerton la imagina como la enésima reformulación de Alicia de Lewis Carroll –o la Dorothy deEl mágico de Oz–, aunque esta heroína ya no persigue a un conejo blanco por el país de las maravillas, sino que se deja llevar sin rumbo de ciudad en ciudad, de aventura en aventura, por la costa este del país. Lo que comienza como un viaje de estudios a la capital del imperio se transformará en una verdadera odisea americana, un cuento de hadas lisérgico que recorre un mosaico geográfico y social tan diverso como alucinante: punks obsesionados con las teorías de la conspiración (Earl Cave), profesores supremacistas blancos (Simon Rex), terroristas aficionados a la dance music...

Aún no vale en esta película que hace de las contradicciones de Estados Unidos su bandera, con un pie en el sueño y el otro en el territorio de las pesadillas. Revestida de un montón de texturas visuales, desde los 35 mm al digital de los smartphone, la estética glitch o las animaciones surrealistas, de todas las capas referenciales que se acumulan en el filme la que mejor resume la propuesta se encuentra en la cita en Orfeo de Jean Cocteau de sus bellísimos títulos de crédito, una seductora invitación a cruzar el espejo.