El evento cinematográfico del año (con permiso de Barbenheimmer)
'Cerrar los ojos' es el primer largometraje de Víctor Erice en tres décadas
'Cerrar los ojos'
- Dirección: Víctor Erice. Guion: Víctor Erice y Michel Gaztambide
- 169 minutos
- España, Argentina (2023)
- Con Manolo Solo, Jose Coronado y Ana Torrent
Durante los últimos treinta años los cinéfilos lo hemos tenido muy fácil para admirar a Víctor Erice. El largo período de inactividad no precisamente voluntaria que siguió al estreno de El sol del membrillo en 1992 permitía contemplar una breve filmografía, pero perfecta, y nos acostumbró a hablar en pasado del autor de El espíritu de la colmena. Por eso, la llegada de Cerrar los ojos producía un cierto temor: ¿estaríamos todos (la película, pero también nosotros) a la altura del mito? Lo cierto es que los primeros minutos pueden disparar la alarma, porque nos ponen ante un artificio y una forma de declamar el guion que parece un recuerdo oxidado. Pero cuando tomamos conciencia de que nos hemos adentrado en unas estancias que llevaban mucho tiempo cerradas, también podremos maravillarnos al encontrar mecanismos antiguos que todavía funcionan a la perfección, quizás porque los ha diseñado un maestro.
En el fondo, las cosas no han cambiado tanto. En el universo de Erice, el cine sigue siendo una fuerza trascendente que afecta a los personajes, que ya no son niños con la mirada limpia, sino adultos desencantados como el que encarna Manolo Solo, un cineasta retirado, perseguido por la ausencia de su actor protagonista y mejor amigo, que desapareció mientras rodaban una película. Este espectro mueve las imágenes de una obra atravesada por relatos inacabados (como un capricho oriental donde Erice evoca la frustrada adaptación de El embrujo de Shanghai de Juan Marsé) y por las ficciones que habitamos durante nuestra vida. No será casualidad que el relato nos conduzca a Andalucía, donde el cineasta no pudo viajar en El sur, y que sea allí donde Cerrar los ojos se revele como el reverso de Arrebato: si en el filme de Iván Zulueta el cine raptaba al director y sus personajes, en el de Erice los libera. El espacio de silencio que se crea entre estas dos películas contiene toda la grandeza y todas las sombras de la historia del cine en España.