'Golpe de suerte': Woody Allen se despide con un cuento de otoño parisino

La que podría quedar como última película de Woody Allen comienza como un film de Éric Rohmer, con el reencuentro casual de una pareja por las calles de París que lleva a una disyuntiva amorosa cuando la protagonista, Fanny (Lou de Laâge), debe decidirse entre un marido, Jean (Melvil Poupaud), que le da seguridad y bienestar económico, y un amante, Alain (Niels Schneider), que le proporciona emoción romántica. El director estadounidense complica el escenario con uno de esos giros oscuros habituales en esta última etapa de su filmografía.

Golpe de suerte, de hecho, parece un compendio de los intereses y lugares comunes de los últimos filmes de Allen vestido como cuento de otoño parisino. En él encontramos desde el personaje que se convierte en una inesperada investigadora de un crimen no evidenciado hasta las cuestiones morales ligadas a la responsabilidad ante el mal y al papel del azar en la felicidad de cada uno. Además de realizar un retrato poco indulgente de una clase privilegiada que sin duda Allen conoce a fondo. Sin embargo, la película no profundiza en la concepción misántropa y trágica de la vida que empapa la trama y que hacía brillar tanto, por ejemplo, a la mayoría de sus títulos británicos. El cineasta opta aquí por un tono más ligero y dinámico, que se deja contagiar por la gracia de los intérpretes y el encanto de los escenarios franceses, fotografiados con la calidez marca de la casa de Vittorio Storaro.