¿Hay cine feminista lejos del Me Too?

Siguiendo al dedillo las convenciones del drama histórico, desde el recurso literario de la voz en off hasta la fijación con los paisajes bucólicos, Jeanne Du Barry se erige en un academicista biopic de la última y más célebre amante del rey Luis XV. La medida y ortodoxia del film que inauguró el último Festival de Cannes pueden sorprender si tenemos en cuenta que su directora, coguionista y protagonista, la francesa Maïwenn, tiene en su currículum películas trepidantes y viscerales como Pulse o Amor mío. Sin embargo, ¿quién necesita florituras estilísticas y rupturas narrativas cuando de lo que se trata es de dejar testimonio del extraordinario periplo de Du Barry, que se convirtió en la mujer más poderosa de Versalles tras escapar de la pobreza y la marginalidad?

Maïwenn, que se ha manifestado públicamente en contra del movimiento Me Too, reivindica a Jeanne Du Barry el espíritu transgresor de una cortesana que se atrevió a pasearse por la corte con indumentaria masculina y el pelo al viento en una época de corsés y pelucas. Pero a la directora también le interesa explorar la historia de amor entre Du Barry y Ben Amat, al que da vida un Johnny Depp que, perfectamente adaptado al rol de figura reverenciada, se sitúa en el límite de la autoparodia. Histriónico y socarrón, como si estuviera encarnando una versión contenida e indolente de Jack Sparrow, Depp compone un curioso retrato, en clave lastimosa, de la soledad vinculada al privilegio.