El lado oscuro de hacer turismo en el Himalaya

Lejos del imaginario idealizado que le rodea, los archivos policiales cuentan por cientos a los turistas desaparecidos en el valle de Parvati, en el Himalaya, territorio de peregrinación pero también de tráfico de drogas. Inspirándose en un caso real, Valle de sombras ficciona la epopeya de un turista español que tras sufrir un asalto de unos bandoleros se recupera en una aldea aislada en medio de las montañas en espera de la estación propicia para emprender el difícil camino de regreso. Después de Los últimos de Filipinas (2016) y Adú (2020), el director Salvador Calvo vuelve con otro drama en un contexto exótico que quiere explorar con cierta grandiosidad el conflicto físico y emocional de un individuo en relación a un entorno natural y humano que lo supera.

La propuesta se esfuerza por equilibrar una visión más realista de este rincón de la India con una historia que recurre a lugares comunes ya un actor popular, Miguel Herrán, para conectar con el público. A Herrán le pesa demasiado la responsabilidad de llevar todo el filme sobre los hombros. Se le nota fuera de registro sobre todo a la hora de transmitir su propia peregrinación interior, mientras que los pocos secundarios que le apuntalan, sobre todo el inverosímil personaje que encarna Alexandra Masangkay, no acaban de funcionar. Y si bien resulta innegable la espectacularidad de las localizaciones, no se sabe extraer su dimensión dramática o espiritual.