Mar Coll rompe el tabú de la maternidad como experiencia negativa

En su nuevo largometraje después de Tres días con la familia (2009) y Todos queremos lo mejor para ella (2013), Mar Coll se distancia de su territorio habitual, el del cuidadoso pero desgarrador drama familiar, para adentrarse en la esquina más oscura y menos explorada de la maternidad. Salve María adopta la forma de un drama íntimo que vira progresivamente hacia el thriller con patadas de terror a la hora de acompañar a María, una escritora al borde del colapso mental por la crianza de su criatura. La directora parte de la novela Las madres no de Katixa Agirre, sobre una periodista obsesionada por una antigua conocida que ha ahogado sus gemelos de meses en la bañera.

En el libro se crea una clara distancia entre la protagonista y el caso de la infanticida que ella sigue de cerca por lo que tiene de reflejo oscuro del ideal materno. En cambio, en la adaptación que han llevado a cabo Coll y su coguionista habitual, Valentina Viso, la asesina se convierte en un personaje más difuso, por lo que esta dimensión negativa de la maternidad no queda tan alterizada y la experimenta Maria en la propia piel. Una decisión valiente que les permite presentar a una protagonista no del todo simpática para la audiencia, un rasgo por otro lado habitual en los personajes que habitan la filmografía de Coll.

Maria encarna así una experiencia de la maternidad despejada de su componente romántico, el de una mujer joven que no encuentra ni lainstinto natural ni el gozo en eso de cuidar de un hijo. En su primer gran papel protagonista, Laura Weissmahr transmite desde una interpretación muy física la angustia de María y carga con el peso de observar el abismo del horror incluso cuando algunos elementos de la narrativa se tambalean. Weissmar acaba de llevar el premio a la mejor actriz en Seminci, el Festival de Cine de Valladolid, y probablemente no será el único galardón que recoja esta temporada.