Natalie Portman y Julianne Moore frente al espejo de Bergman

¿Sería posible entrecruzar el imaginario filosófico de Persona de Ingmar Bergman y el chismorreo de las revistas del corazón? Suena a idea de bombero, pero en manos de Todd Haynes, el director de Carol, el absurdo se convierte en una puerta abierta al estudio de la neurosis de la sociedad estadounidense. El trasfondo sensacionalista de Secretos de un escándalo (May Diciembre en el título original en inglés) proviene de la historia real de la profesora Mary Kate Letourneau, que en 1997 fue arrestada por mantener una relación sexual con un alumno de trece años. Sin embargo, Haynes descarta seguir la impactante cronología de los hechos –del matrimonio de Letourneau con el alumno, tras pasar por la cárcel, hasta la separación de la pareja y la muerte de la maestra en el 2020– y se decanta por elaborar una ficción centrada en la crisis de identidad. Así, de la mano de un afilado guion de Samy Burch, Haynes se sitúa veinte años después del origen del caso, cuando una actriz de televisión (Natalie Portman) se acerca a los protagonistas de la historia (Julianne Moore y Charles Melton) mientras se prepara para dar vida a la maestra en una adaptación fílmica del suceso.

En este contexto metafílmico, las dos figuras femeninas se enredan en un endemoniado juego del gato y el ratón. El personaje de Portman, que disfraza de cordialidad una voracidad vampírica, intenta por todos los medios penetrar en el universo de la antigua maestra, que ostenta uno de esos idílicos hogares de la suburbia yanqui que Haynes sabe convertir en infiernos claustrofóbicos. Y en este proceso, el director de Lejos del cielo, tan barroco como siempre, perfila dos giros fascinantes. Por un lado, un intento de suplantación de la identidad que funciona como metáfora de la transformación actoral. Y por otro, una exaltación de la sumisión masculina, sufrida por el antiguo alumno, que Haynes percibe como una inquietante inversión de los roles impuestos por el patriarcado.