Nicolas Cage es el hombre de tus sueños, quieras o no

Hace tiempo que Nicolas Cage dejó de ser un actor. Tampoco es exactamente una estrella, ni un icono. Con más de cien películas y un premio Oscar en la mochila, ha traspasado todas estas categorías para convertirse en un meme. Su expresividad lunática abandona las narraciones que habita para viralizarse en píldoras en formato gif que encontramos en los contextos más inesperados. La filmografía de Cage tiene cierta conciencia de ello, pero hasta ahora nadie había jugado con las expectativas de lo que ésta representa memeficación como Kristoffer Borgli en Dream scenario. En el filme, el protagonista de Leaving Las Vegas da vida a Paul Matthews, un aburrido profesor universitario que se convierte en el centro de un fenómeno peculiar: de la noche a la mañana, empieza a aparecer en los sueños de miles de personas en todo el mundo.

Inicialmente, esto resulta simpático, pero al cabo de un tiempo se levantan las voces que viven esta presencia onírica como una perturbadora violación de la intimidad, condenando al personaje al ostracismo. Es en este punto cuando Dream scenario deja de volar propulsada por una idea fantástica (en todos los sentidos) y siente la necesidad de convertirse en un comentario sobre cuestiones de debate social (la cultura de la cancelación, principalmente) sin decir nada particularmente revelador. Al menos, los gestos asombrados e incómodos con los que Matthews circula por una experiencia que se escapa de su control sirven de enmienda a la frase que abre esta crítica: que no te despisten las muecas, Nicolas Cage siempre ha sido un pedazo de actor.