Respetar a Amy Winehouse no significa convertir su vida en un cliché

Uno de los principales errores de este convencional biopic deAmy Winehouse no tiene que ver con sus propias (y limitadas) capacidades, sino con estrenarse después deAmy, notable documental de Asif Kapadia que conseguía ir más allá del peinado y eleyeliner para revelar a una mujer muy joven (Winehouse murió con sólo 27 años), extraordinariamente sensible y llena de contradicciones. De paso, el filme evidenciaba los abusos cometidos por su entorno y por unos medios y un público obsesionados por la cantante y su mezcla de insolencia, fragilidad y capacidad ilimitada para meterse en líos. Back to black pretende ofrecer también un retrato íntimo del personaje público, pero centrado en la gestación y el lanzamiento de su icónico segundo álbum, imbricando su creación con la tormentosa relación de Winehouse con su marido, Blake Fielder. La idea ya planeaba en Amy, pero la directora Sam Taylor-Johnson la convierte en el epicentro narrativo de la historia, reduciendo el legado artístico de Winehouse en el cliché de la chica de buen corazón enamorada del chico equivocado.

No falta en el biopic empatía hacia el personaje, sino más bien al contrario. De hecho, otro de los errores del filme es confundir el respeto hacia la persona retratada con el blanqueamiento de las circunstancias que marcaron la vida y muerte de la cantante. Back to black pierde la oportunidad, por ejemplo, de reflexionar sobre el salvaje acoso mediático, y es especialmente tímida en lo que se refiere a la relación abusiva con Fielder, retratada como una especie deamour fue apasionado. Ni siquiera la conmovedora interpretación de Marisa Abela, que se transforma en la cantante mediante un sofisticado trabajo de mímesis gestual y vocal, logra dotar de suficiente emoción a una película que presenta a Winehouse como una fotocopia desvanecida de lo que realmente fue y significó.