Una 'Rosetta' del siglo XXI con la estética de 'Epic nails'

Liane (Malou Khebizi), la protagonista de Diamante en bruto, desprende una energía muy parecida a la de Rosetta, el personaje del filme homónimo de los hermanos Dardenne que fraguó un nuevo patrón de cine social para el siglo XXI. También es una chica de clase obrera dispuesta a cualquier cosa para conseguir el trabajo que anhela y cuyo empuje hace avanzar toda la película. Pero si Rosetta se conformaba con un trabajo estable, Liane aspira a convertirse en "la Kim Kardashian francesa".

En su primer largometraje, seleccionado en la competición oficial del Festival de Cannes 2024, Agathe Reidinger actualiza el arquetipo de chica de suburbio para adecuarlo a las inquietudes actuales. Liane representa una experiencia de la feminidad marcada por la supuesta democratización de la belleza y de la ascensión social que ofrecen las redes y la televisión. La protagonista de Diamante en bruto es toda una experta en el cuidado de la imagen y se adecua al nuevo canon estético que tiene en exceso, desde la sinuosidad de las curvas corporales al adorno de las uñas, la marca de identidad. La inversión de tiempo y dinero que Liane hace en su propia apariencia, debidamente mediatizada a través de sus redes sociales, parece germinar cuando le llaman para que participe en un programa de telerrealidad.

Con la complicidad de su actriz protagonista, una espléndida Malou Khebizi, Riedinger ofrece una instantánea auténtica y poco vista de la nueva cultura de la feminidad que triunfa entre las chicas de todos los extractos sociales. El filme también escapa de ciertos imaginarios de suburbio obrero metropolitano situándose en el extrarradio de la villa provenzal de Fréjus. En cambio, resulta algo previsible cómo inscribe la trayectoria de la protagonista en una narrativa en torno al peligro que comporta la exposición y la visibilidad excesiva en las redes.