Una serpiente de 200 kg y Jack Black le desean Felices Fiestas

La nueva Anaconda parte de una idea similar a la de los noventa –un grupo de personas que se adentran en la selva amazónica desafiando la peligrosidad del territorio–, pero transfigura completamente el tono original. Si la de 1997, dirigida por Luis Llosa y con Jennifer López y Jon Voight al frente del reparto, pretendía ser un filme de terror (la crítica la tildó de copia estúpida de la magistral Tiburón), esta revisión en clave de humor se construye como parodia no sólo del cine de género, sino también de la industria de Hollywood.

Paul Rudd en el papel de un actor fracasado y Jack Black como cineasta frustrado se convierten en el tándem perfecto para esta buddy movie de aventuras que mantiene el ritmo a base de gags y jump scares. Como antídoto milagroso contra la crisis de la mediana edad, unos amigos de toda la vida deciden volver a soñar como pequeños; es decir, viajar a Brasil a rodar una versión deAnaconda en clave indie. Evidentemente, poco después de llegar al paraíso tropical la madeja se envuelve y el pequeño equipo de rodaje amateur tendrá que luchar no ya para terminar la maldita película sino por la propia supervivencia.

Contar con la energía de un intérprete como Black a la hora de hacer comedia es jugar con ventaja. Su gesto polivalente consigue hipnotizar a todo tipo de espectadores: desde el fan absoluto hasta aquellos menos acostumbrados a este tipo de producciones. Aquí, la verdadera bestia no es el reptil mastodóntico, sino el cómic estadounidense.