El primer western de Martin Scorsese apunta la pulsión depredadora de la sociedad estadounidense
'Los asesinos de la luna' denuncia la silenciosa masacre que se perpetró contra la nación indígena osage
'Los asesinos de la luna'
- Dirección: Martin Scorsese. Guión: Eric Roth y Martin Scorsese a partir del libro de David Grann.
- 206 minutos
- Estados Unidos (2023)
- Con Leonardo DiCaprio, Robert De Niro y Lily Gladstone
Martin Scorsese lleva décadas reconstruyendo el relato del triunfo del sueño estadounidense como una historia de depredación que ejercen un tipo muy concreto de hombres. Con ochenta años, el cineasta estrena su primer western, uno de sus filmes más oscuros y que, en parte, cierra el ciclo conformado por Uno de los nuestros, Casino, El lobo de Wall Street y El irlandés, volviendo a los orígenes, a las raíces de Estados Unidos y a su género fundacional por excelencia. Los asesinos de la lunaparte de la historia real del pueblo osage, que en los años veinte del siglo pasado descubrió petróleo bajo el suelo de Oklahoma donde lo habían arrinconado. La eclosión repentina de riqueza y el talante nada capitalista de los osage atrajo a cientos de hombres blancos ávidos de apropiarse de esta fuente de dinero, muy a menudo a través de matrimonios con mujeres osage.
Con esta historia, Scorsese firma un poderoso western de aires clásicos, pero revisionista y antiépico, cuyo protagonista es Ernest, un joven (?) (cuesta identificar la edad del personaje que encarna Leonardo DiCaprio) mediocre que hace fortuna casándose con Molly (Lily Gladstone ), con el beneplácito de un tío de pose amable y trasfondo siniestro, William (Robert De Niro). Lejos de los westerns de conquista de grandes horizontes, Los asesinos de la luna se construye en buena parte desde los códigos del terror gótico doméstico, de aquellas ficciones en las que la principal amenaza para la vida de una mujer la constituye su propio marido, en principio enamorado de ella. La ambivalencia de la historia romántica entre Ernest y Molly es una de las fuerzas de un filme en el que los protagonistas masculinos resultan más despreciables que de costumbre.
En un relato construido desde la autoconciencia crítica blanca, Scorsese confía en dos de sus actores preferidos, dos estrellas incuestionables del cine estadounidense, para interpretar unos papeles incómodos y de carga revulsiva. Asimismo, subraya la lectura sobre cierta masculinidad, sobre los hombres ordinarios fascinados por tipos sin escrúpulos, tan recurrente y tan mal leída en su cine. La película también está a punto de caer en algún momento en esa misma fascinación que denuncia. Pero, como ya hacía en El irlandés, Scorsese convierte a Molly, la espléndida protagonista femenina y osage, en la figura a partir de la cual se deslegitima todo un orden patriarcal.