Si las primeras películas tomaban de los cómics de Thor solo el imaginario y los personajes, Love and thunder se basa directamente en las ideas y argumentos creados por el guionista Jason Aaron en la serie desde el 2012 –publicados aquí por Panini–, específicamente el enfrentamiento entre Gorr y Thor y la reinvención de Jane Foster como Diosa del Trueno. Aun así, Aaron no aparece acreditado como guionista –Marvel retiene los derechos sobre su obra– sino como “consultor creativo”.
¿Por qué la nueva película de Thor es la más cómica de Marvel?
'Love and thunder' potencia el tono paródico de Chris Hemsworth y reinventa a Natalie Portman como Diosa del Trueno
BarcelonaIgual que Doctor Strange con la magia o Daredevil con los bajos fondos criminales, Thor ha sido siempre el referente de Marvel en cuanto a mitología: guerras entre divinidades, incursiones en reinos míticos, criaturas legendarias... Suyo es el territorio de las historias épicas y grandilocuentes, y así lo entendió Kenneth Branagh cuando el 2011 llevó Thor al cine, pero la falta de entusiasmo por aquel film y el mal recibimiento de su errática secuela (Thor: El mundo oscuro, del 2013) obligaron a Marvel a cambiar de plan y reinventar la saga y el personaje. Es por eso que las películas de Thor ya no son sinónimo de heroísmo épico, sino de desmadre y diversión. De hecho, Thor: love and thunder, que se estrena este viernes, es la película más explícitamente cómica –e incluso autoparódica– del Universo Cinematográfico Marvel (UCM).
El principal responsable del nuevo rumbo de Thor es Taika Waititi, el director de Love and thunder, que en la anterior entrega, Thor: Ragnarok, potenció al máximo el humor absurdo que, de hecho, ya había introducido en pequeñas dosis Branagh. En esta operación, Waititi tuvo un aliado clave en Chris Hemsworth, el actor que interpreta Thor desde hace once años, que explotó su vis cómica con éxito y una falta total de sentido del ridículo. Sin el giro que Ragnarok dio al universo asgardiano sería difícil imaginar al Dios del Trueno chapucero y barrigudo de Avengers: Endgame o su rivalidad infantil con Chris Pratt de Guardianesde la Galaxia, y tampoco al Loki irónico y bocazas de la reciente serie protagonizada por el hermano de Thor.
Hemsworth y Tom Hiddleston –que interpreta a Loki– aprovecharon la posibilidad de reírse de unos personajes siempre demasiado solemnes, y Waititi consiguió equilibrar la balanza entre comedia alocada y el melodrama épico que es consustancial al género. Este sigue siendo el reto –no siempre logrado– de Love and thunder, donde Thor vuelve a ser aquel dios de Endgame, pero ahora como protagonista y enfrentado a un personaje tan trágico y oscuro como el Gorr de Christian Bale, malvado de espíritu nietzscheano que quiere acabar con todas las divinidades para vengar la muerte de su hija, víctima de la indiferencia de un dios caprichoso y cruel.
Portman, Diosa del Trueno
La última aventura de Thor recupera el personaje allá donde lo dejábamos en Endgame, luchando junto a los Guardianes de la Galaxia y sumido en una especie de crisis de identidad sobre su papel como héroe, a la cual se añade el reencuentro con su exnovia Jane Foster. Natalie Portman, que interpreta a Foster, se marchó de Marvel después del fiasco de Thor: El mundo oscuro, incordiada por la despedida de Patty Jenkins –directora prevista pero finalmente sustituida por Alan Taylor– y harta de un personaje que consideraba demasiado pasivo, siempre necesitado de ser rescatado por Thor. Pero en Love and thunder Waititi le regala una Jane Foster empoderada –nunca mejor dicho– y portadora del martillo Mjölnir y, por lo tanto, Diosa del Trueno por derecho propio. Una reinvención ya vista en los cómics que sigue la pauta de Marvel de otorgar –siempre por tiempo limitado– espacios tradicionalmente masculinos a personajes femeninos. Otro gesto simbólico a consignar es que dos secundarios como Valquiria y Krog no esconden en ningún momento que son gays, guste o no a los censores de Arabia Saudí.
Waititi impone su imaginario pop de colores brillantes en el universo cada vez menos mitológico y más de ciencia-ficción donde habita Thor, que acaba haciendo suyo el chiste que identifica a los asgardianos como “vikingos espaciales”. La deriva desmitificadora de la saga es subrayada por la visión mordaz que ofrece Love and thunder del panteón de divinidades gobernado por Zeus, interpretado por un inmenso –literalmente– Russell Crowe que parece pasárselo muy bien haciendo del dios supremo del Olimpo un tarambana pasado de vueltas. Es tan extrema la parodia, digna de los Monty Python o del Superlópez de Lacaja de Pandora, que no sorprende cuando el mismo Zeus exclama: “¿Desde cuándo los dioses nos hemos convertido en un chiste?” La frase resume la ambición, pero también el problema de la película: el registro humorístico de Hemsworth, que roza el de las comedias de Will Ferrell o Adam Sandler, no acaba de ligar bien con la trama romántica ni el drama cósmico.
Cameos, blanco y negro y Guns N' Roses
En cualquier caso, Love and thunder está llena de curiosidades, empezando por los cameos del hermano y la mujer del protagonista, Luke Hemsworth y Elsa Pataki –Hemsworth es productor asociado del film– y la aparición sorpresa en un papel ridículo y paródico de una estrella de Hollywood aficionada a los cameos inesperados; también los diez minutos de secuencia de acción en el mundo de sombras filmada en un blanco y negro insólito en el contexto de un blockbuster, y la extraña fijación de Waititi con la música de Guns N' Roses, de los cuales no solo suenan cuatro canciones en la película sino que aparecen en la trama a través de la admiración que siente por ellos un niño asgardiano –hijo del Heimdall que interpretaba Idris Elba–, que ha adoptado como nombre Axl en homenaje al cantante de la banda.
Pero lo más singular del film es como Waititi ha creado su propio reino dentro de un universo cinematográfico que demasiado a menudo tiende a la singularidad. Guste más o menos, los Thor de Waititi son la excepción autoral de Marvel, los films donde la huella personal del director se deja ver más. Y esto mismo ya es un hito, sobre todo teniendo en cuenta la mano de hierro con que el productor Kevin Feige controla la franquicia superheroica.