Presenta el disco 'Puta' en el Festival Jardins de Pedralbes

Zahara: "Un hombre que maltrata físicamente a una mujer antes la ha maltratado psicológicamente"

BarcelonaZahara (Úbeda, 1983) ha hecho un viaje al fondo del malestar, y ahí ha tirado del hilo de los abusos, el acoso y el maltrato. De la experiencia personal vivida en la niñez, del paternalismo con la que la trató la industria discográfica y de la indignación ante la toxicidad machista sale el disco Puta, un trabajo de pop electrónico a ratos crispado en el que Zahara sigue el ejemplo de Fiona Apple y Taylor Swift para expresarse sin tapujos. Este viernes lo presenta en el Festival Jardins de Pedralbes.

¿Qué sensaciones estás teniendo al cantar las canciones de Puta en concierto?

— Técnicamente es un directo complicado porque requiere muchísima concentración, porque solo somos tres músicos en el escenario y todo es como una coreografía brutal entre el equipo técnico y nosotros. Al principio estaba tan concentrada en la parte más técnica que sentía que ponía el freno a las emociones. Había una parte de mí que tenía mucho miedo a conectar demasiado por si pasaba lo que pasó en el primer concierto en Madrid, que me tiré diez minutos llorando sin parar. Aun así, fue genial porque no era un llanto de tristeza, sino de emoción. Estábamos haciendo TAYLOR y empecé a conectar con lo que digo en una canción que habla de cómo he echado de menos la sensación de estar ante el público. Fue increíble. La sensación ha sido tan liberadora. Es como parte de lo que supongo que necesitaba con este disco, no quedarme a medias.

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¿Puede ser que el origen de Puta ya estuviera en lacanción Hoy la tía abuela cena en casa que publicaste hace tres años?

— Sí que fue decisiva. Cuando estaba componiendo el disco Astronauta, tenía esta letra y es Martí [Perarnau] quien se lo lleva a este mundo de la música de baile y la electrónica. Fue el primer paso. De hecho, Martí, que fue el coautor de Hoy la tía abuela cena en casa, es el productor de Puta y cocompositor de muchas de las canciones. Con esta canción aprendí que se podía ser clara y que se podían utilizar las canciones no solo para hacer bailar a la gente sino para hacerla bailar con un mensaje político. Cuando hice las canciones de Puta tenía claro que estos textos no podían ir acompañados de un contexto musical más folk o de cantautor. A pesar de que hay una canción como SANSA, que tiene un momento menos electrónico, sí necesitaba que el carácter del disco fuera diferente de esto. Vengo de la canción de autor y quizás estoy más acostumbrada a escuchar unas letras comprometidas en ese contexto, pero siempre he pensado que el pop es un caballo de Troya maravilloso.

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¿Durante la elaboración del disco llegaste a pensar que te estabas mostrando demasiado?

— Sí pensé que lo estaba explicando todo, pero sentía que era lo que necesitaba hacer. En ningún momento pensé que tenía que parar o que había ciertas cosas que no tendría que explicar. Sentía más bien lo contrario. He abierto esta caja de pandora y están saliendo todos mis terrores a la luz, y lo que necesito es que acaben de salir. Tenía la sensación de que era ahora o nunca: o lo sacaba todo y vomitaba incluso la bilis o me quedaría con una mala sensación el resto de la vida. Nunca sentí pudor en este sentido, ni pensé que sería demasiado explícita.

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El catálogo de terrores del disco es amplio: abusos, trastorno alimentario, maltrato psicológico, depresión, anulación, machismo sistemático...

— Y solo con uno ya podría haber hecho todo un disco. Lo que pasa es que todo viene del mismo lugar, o está terriblemente conectado. Lo más grave que le puede pasar a un ser humano es que abusen de él durante la infancia, porque esto lo condiciona todo. Todo viene del mismo lugar: de un machismo sistémico en una sociedad que todavía no sabe educar en la igualdad, el respeto y la empatía. Se siguen replicando y perpetuando determinados roles, y esto lleva a abusar de una niña que después siente inseguridad, que odia su cuerpo, que no se quiere y que se siente culpable de todo lo que le pasa.

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¿Crees que las generaciones más jóvenes lo tienen más claro?

— No lo sé. Por ejemplo, yo dejé de depilarme las axilas cuando vi que Amaya de OT no se depilaba. Para ella era natural, pero yo tuve que hacer un ejercicio muy consciente. Y desde que no me depilo me doy cuenta de que me encanta y que me parece sexy el pelo en la axila tanto de una mujer como de un hombre. Pero ha tenido que ser viendo a Amaya, a una chica que entonces tendría 17 o 18 años y que es la que me enseñó que es posible. En este sentido, creo que lo tienen más avanzado que nosotros, pero a la vez han nacido en un momento en el que la presión por la aceptación social es mucho más bestia, con esto de las redes sociales y los filtros.

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¿Tu condición de artista lo complica todo? En la canción TAYLOR dices: "Somos yonquis del afecto ajeno".

— ¡Por supuesto! Cuando eres arriba de los escenarios desde muy joven y experimentas este amor, que es una cosa brutal y que me hizo llorar el otro día, te das cuenta de que es una cosa realmente única. Es una especie de felicidad y de estar en paz contigo misma que yo solo he experimentado en el escenario. Era el único lugar donde tenía tanto amor ajeno, y esto me generaba un poco de amor propio. Pero cuando esto desaparecía, se marchaba también el amor propio, porque no era real. Muchos artistas acabamos construyendo nuestra relación con nosotros mismos en base a lo que los otros opinan, quieren, necesitan. Aunque es verdad que esta canción habla de mí como artista, esto le pasa a todo el mundo. Mi madre no es artista pero cuando escuchó la canción se echó a llorar porque conectó con esta idea de necesitar que la quieran y con la pregunta de por qué necesito que me quiera gente que no conozco.

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¿Por qué abres el disco con fluctuante, una canción con un tono de disculpa?

— En el disco hay una parte más agresiva, otra más bonita, hay Taylor Swift, Lana de Rey, Fiona Apple, unas artistas que para mí son referentes. Pero antes de explicarte toda mi mierda, pido perdón a los hombres a los que quise mal porque no sabía quererme yo. Me gustaría poder decir: explico todo esto y a tomar por saco. Pero no soy así. No soy capaz de explicar todo lo que explicaré si antes no me he dirigido a estos hombres que han formado parte de mi vida y a quien no he querido bien.

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Sin embargo, en SANSA denuncias el maltrato psicológico que te infligió un hombre.

— Claro, porque este hombre no está entre los hombres a quienes pido perdón. Solo pido perdón a los hombres buenos de mi vida a quien no fui capaz de querer bien. O como yo entiendo que se quiere bien. Una de las maneras de querer mal es como me quisieron a mí en la historia que explico en SANSA, donde pongo el foco en el maltrato psicológico porque es el gran olvidado, y por desgracia el más común y el primero. Un hombre que maltrata físicamente a una mujer antes la ha maltratado psicológicamente. Es lo que provoca que surja todo el resto, y te deja desvalida, con la inseguridad de que nadie te creerá, de que estás exagerando, de que tampoco hay para tanto. Este mismo maltratador te niega todo lo que estás viviendo, y entonces no entiendes nada de lo que estás viviendo.

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En joker sugieres que hay que abrazar al hombre que te llama "puta roja antisistema". ¿Se puede abrazar a esta ultraderecha que, entre otras cosas, niega la violencia machista?

— Lo recomiendo. Otra cosa es que sea capaz. A todos estos que están tan cabreados, que no saben escuchar y que se niegan a ver la realidad también les falta amor propio, pero en vez de dejarse someter son los que ejercen la posición de poder, los acosadores.