Ángela Cervantes: "Delphine de Vigan nos recuerda que sin comprensión no hay perdón"

BarcelonaÁngela Cervantes (Barcelona, ​​1993) acaba de presentar en la Atlántida Mallorca Film Fest el drama Valenciana de Jordi Núñez, sobre la evolución social de la Comunidad Valenciana en las últimas tres décadas. Justamente al final del rodaje de este filme, basado en la obra de Jordi Casanovas, Cervantes leyó la novela de Delphine de Vigan Nada se opone por la noche (Edicions 62 / Anagrama), que trata de reconstruir la vida desdichada de la madre de la escritora, Lucille, que sufría depresión y se suicidó en el 2009. Y aunque hace tiempo que lo leyó, Cervantes todavía tiene el libro muy presente. "La autora busca respuestas en unas cintas para sanar la relación que tenía con su madre –explica la actriz–. Al final, el libro habla de cómo lidiar con la familia que te toca y con traumas que vienen de lejos. Y todo esto es un proceso muy liberador que yo también intento aplicar a mi vida".

Este ejercicio de búsqueda de respuestas en el pasado tiene que ver con la forma en que Cervantes aborda a los personajes, pero también con su formación. "Aunque ya sabía que quería ser actriz, también quería tener una carrera y estudié criminología –dice–. En el fondo, la criminología se ocupa de todo lo que no recoge el derecho. El derecho recoge qué ha pasado, quien lo ha hecho y dónde, pero se despreocupa de la parte social: el porqué ha pasado y qué podemos hacer para evitarlo". La actriz ve un paralelismo entre la forma en que trabaja la criminología y la búsqueda de sentido de la protagonista de Nada se opone por la noche. "La novela trata de entender por qué la gente hace lo que hace y así perdonar", dice. "De Vigan nos recuerda que sin comprensión no hay perdón. Y hasta que no perdonas no estás en paz contigo misma".