Novedad editorial

Ponç Puigdevall: "He escrito una novela dura, sin ningún tipo de sentimiento"

'Una novela comercial' retrata el carácter grotesco de la condición humana a través de una familia acomodada y su lucha por la herencia

BarcelonaNinguno de los cuatro protagonistas deUna novela comercial (Edicions de 1984), el nuevo libro de Ponç Puigdevall (Sant Feliu de Guíxols, 1963), presenta ni una brizna de bondad. El patriarca es un hombre irrelevante y constantemente enfermo, la madre se casó para dejar atrás la condición de criada de la casa, el hijo mayor destaca por la vanidad desmedida y una obsesiva relación con el sexo, y la pequeña es una estratega que sólo se mueve por los intereses propios. En este ecosistema, el título Una novela comercial no podía ser más revelador. "Las relaciones que se establecen entre todos los personajes para recibir la herencia familiar son una lucha absolutamente neoliberal por acabar de destruir a los contrincantes y obtener lo que creen que se merecen", destaca Puigdevall, que aparte de escritor también ejerce como crítico literario.

Con su cuarta novela, el autor ha buscado realizar un cambio estilístico y escribir un libro a la manera del belga Georges Simenon (1903-1989), a quien admira profundamente. "Como punto de partida, necesitaba a una familia que fuera un territorio propicio para cometer el crimen", señala Puigdevall. Los Calvet son gente acomodada que se ha hecho un nombre en la Costa Brava pero que en los últimos años ha perdido prestigio y músculo social y económico. Con la muerte en la nuca del padre, la lucha por la herencia acaba distorsionando las relaciones familiares y las tensa hasta límites insospechados. "He escrito una novela dura, sin ningún tipo de sentimiento y mucho cerebral", dice el escritor, que ha querido plasmar "una visión desolada de la condición humana".

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Los protagonistas, afirma, reflejan cuatro facetas de su vida. "Soy un especialista en mí mismo, no hago otra cosa que investigarme. Son cuatro personajes malvados que compiten por quien es el más malo. Sé que cuesta aceptarlo, pero al mismo tiempo he buscado que la historia fuera divertida, porque la espectáculo grotesco de la condición humana siempre me ha hecho reír", subraya Puigdevall. Los protagonistas deambulan por un Sant Feliu de Guíxols casero e impregnado de lazos amarillos y cánticos independentistas –Puigdevall la escribió "en plena euforia del Proceso"–, un pueblo "donde todo el mundo está cansado de verse, saludarse y llamarse todos los días lo mismo".

Romper con la propia respiración estilística

Más allá de la trama, para Puigdevall esta novela era sobre todo un reto estilístico. Después de publicar De incógnito (Tusquets, 2016), en el que, como dice él mismo, "había frases de dos páginas", decidió reaccionar. "Me di cuenta de que había llegado a un límite. Tenía dos opciones: o ir más allá sin saber qué me encontraría o recular. Y he descubierto que volver atrás también tiene su dificultad", destaca el autor. En Una novela comercial rompió con su tendencia a las frases largas y trabajó "en contra de la propia respiración estilística" para construir un libro "que se pueda leer sin ningún tipo de dificultad".

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Aprovechando su faceta como crítico, Puigdevall utiliza la novela para hacer aparecer ecos de sus referentes (entre ellos Simenon y Flaubert) y guiños al mundo literario catalán. Uno de los personajes secundarios, por ejemplo, quiere escribir un libro para ganar a toda costa "un premio literario bien dotado" y se esfuerza por crear "una novela mercenaria" que le permita cumplir su deseo.