Sally Rooney vuelve con una adictiva novela sobre los amores y traumas de dos hermanos

Barcelona"Asusta que todo se derrumbe tan rápido", piensa Peter, un joven abogado de 32 años, poco después de haber asistido al funeral de su padre, que tenía 65. Él ya ha entrado a la "mediana edad" y se intenta convencer de que antes de que sea demasiado tarde debe aprender a disfrutar de los "placeres pasajeros", como mantener una relación tortuosa con una joven estudiante. En cambio, su hermano pequeño, Ivan, acaba de cumplir 22 y se encuentra en un momento vital muy diferente: el chico prodigio del ajedrez conoce a Margaret en un centro cívico especializado en arte donde se debe ocupar de un taller, y pese a la diferencia de edad entre los dos –de catorce años– no tardarán en envolverse.

Este es el goloso punto de partida de Intermezzo, la cuarta novela de la irlandesa Sally Rooney (Castlebar, 1991). "Las relaciones románticas avanzan por la superficie, pero también existe una dinámica subyacente que se desarrolla más despacio y resulta ser el centro del relato, tanto en Dónde estás, mundo bello (2021) como en Intermezzo", comenta Rooney al escritor Chris Power en un cuestionario preparado para Faber, la editorial inglesa de la autora. "En Dónde estás, mundo bello era la relación entre dos amigas, y en este libro está entre dos hermanos –continúa la autora–. Pero no tenía intención específica de explorar una relación fraternal cuando empecé a escribir Intermezzo. Al principio ni siquiera pensé que Iván tenía un hermano. Con el tiempo Peter entró en mi mente, tal y como es, y la idea tomó otro cariz. Me gustaban mucho los dos personajes y disfruté escribiendo sobre ellos y sobre su relación. Pero no tenía ningún plan deliberado en explorar una dinámica familiar o un vínculo fraternal; me limité a escribir sobre los personajes que se me presentaron".

El peculiar título de la novela responde a un doble significado: en música, un intermezzo es equivalente a un interludio, que en la novela se correspondería a la temporada de tráfico que viven Peter e Ivan, situada entre finales del verano y la Navidad del 2022, y en ajedrez, un intermezzo es un movimiento inesperado que a menudo cambia la suerte de la partida. Rooney se aproxima a las vidas de ambos hermanos intercalando capítulos desde la perspectiva de uno y otro, pero escritos en tercera persona. Incluso los monólogos de Peter, el hermano mayor –que se pueden leer como una versión ligera de la corriente de conciencia de Leopold Bloom en el Ulysses de Joyce–, son vehiculados como si el abogado les comentara en voz alta. Se agradece que el tono general sea menos beligerante que el de las digresiones sobre capitalismo, ecología y desesperanza milenial que abundaban en Dónde estás, mundo bello.

"No me considero una estilista en absoluto, y ni siquiera me interesa mucho el estilo en sí –admite Rooney–. Cuando «encuentro una idea» para una nueva historia o novela, el estilo no hay nada que ver: simplemente, se me ocurre un grupo de personajes en una situación particular. Solo entonces tengo que averiguar cómo escribir todo, y entonces surgen las preguntas sobre el estilo. Esta parte del proceso a veces es frustrante, es como andar alrededor de un edificio tratando de encontrar la puerta".

Cómo amar en el mundo de hoy

La amistad y las relaciones sexoafectivas se encuentran en el centro de las novelas de Sally Rooney desde que en 2017 debutó con Conversaciones entre amigos. También la desigualdad, ya sea por la diferencia de edad como de estatus. Si la primera novela seguía la relación entre una joven poeta bisexual con un actor que se acercaba a los 40, Connell y Marianne que protagonizaban Gente normal (2018) venían de entornos sociales muy diferentes, lo que los acababa marcando. Después del éxito de Gente normal –de la que, solo en Reino Unido, se vendieron más de un millón de ejemplares y fue adaptada por la BBC–, Rooney descubrió que "nunca quería ser el centro de atención". Dónde estás, mundo bello fue la áspera respuesta a ese malestar, en el que una de las dos protagonistas, Alice, era precisamente una novelista de éxito que vivía medio recluida y se enamoraba de un mozo de almacén que escondía unas cuantas sorpresas.

En Intermezzo la tensión erótica y el deseo sexual se asoman en una parte significativa de los capítulos. Uno de los elementos que a primera vista pueden llamar más la atención es que ambos hermanos buscan relaciones con chicas o mujeres de edades bastante distintas a la suya. Peter juega a dos bandas, porque se entiende con una estudiante inestable a punto de quedarse sin piso, Naomi, y sigue en contacto con Sylvia, su expareja, que enseña literatura en la universidad. Iván, en cambio, se siente atraído por Margaret, que está separada del marido, un hombre con problemas con el alcohol. "Para ser franca, ni siquiera creo que me interesen las relaciones con diferencia de edad –comenta Sally Rooney–. No tengo ni idea de por qué siguen asomándose una y otra vez en mi obra. Supongo que en parte está relacionado con la tensión social intrínseca. Pero nunca tengo nada interesante que decir como fenómeno. Me da la impresión de que debería prometer no volver a escribir sobre relaciones así... Pero si tuviera una buena idea, la volvería a escribir igualmente, da igual lo que hubiera prometido".

Bajo esta superficie de afectos y pulsiones sexuales late el duelo de los hijos a causa de la muerte prematura del padre, pero también las tensiones subterráneas en su relación, así como el recuerdo traumático del divorcio. Tampoco las chicas escapan al malestar: la incertidumbre y las adicciones de Naomi se suman a los efectos del accidente de tráfico que Sylvia sufrió años atrás y que descabezó su vida sexual. Intermezzo es una de las novelas más esperadas de este otoño, y el libro no solo satisfará a los seguidores de Sally Rooney, sino que la confirma como una de las voces indispensables y más adictivas de la literatura actual.