Exhuman los restos de once soldados y un médico republicanos masacrados en la retaguardia

BarcelonaEntre diciembre de 1938 y enero de 1939, en plena Batalla del Ebro, los sanitarios trabajaban sin descanso en la retaguardia. En un enclave entre Bovera y Flix (Ribera d'Ebre), en la Casilla, había un centro de atención médica donde se realizaba la selección de los heridos. En una pequeña casita cerca de la carretera se ofrecían los primeros cuidados y se establecía quien podía curarse allí, y quien estaba más grave y debía ir hasta la masía del Señor, en el término municipal de Bovera (les Garrigues), donde había un hospital de campaña.

Cuando faltaban muy pocos días para el final de la guerra, allí murieron muchos soldados que llevaban meses y meses intentando detener la ofensiva rebelde. En la Casilla, poco pudieron hacer para salvar la piel los once soldados y el médico que ahora se han localizado en la fosa común. Todos estaban malheridos cuando llegaron los rebeldes y los cosieron a balazos. Además de los traumatismos de las heridas, se han localizado numerosas balas que impactaron contra los soldados. Son las pruebas arqueológicas que corroboran el relato oral que explica que fueron sorprendidos y fusilados. Entre los materiales recuperados, destacan una jeringa de uso médico y una insignia de la sanidad republicana, que pertenecía al médico que fue asesinado junto a sus pacientes. “Algunos tenían heridas de bala en el cráneo y en otras partes del cuerpo. Todo indica que fueron ejecutados”, asegura la arqueóloga Izaskun Ambrosio. Los jóvenes soldados iban vestidos y con las botas puestas cuando les enterraron uno junto al otro en ese punto entre Bovera y Flix.

A pocos kilómetros, en el cementerio de Bovera, tan sólo una lápida señala que allí había una fosa. Se atrevieron a colocarla los familiares de un joven soldado de Mollerussa, pese al silencio impuesto. En este pedazo de tierra, donde enterraban a los soldados que morían en el hospital del mas del Senyor, los arqueólogos han localizado los restos de otros catorce hombres que fueron enterrados sin ropa y envueltos con sábanas y mantas. Aparte de los traumatismos, los soldados también muestran la huella de los tratamientos médicos. Los arqueólogos encontraron amputaciones, y un tubo de drenaje en la zona abdominal de un soldado. En otro caso, le habían hecho una trepanación del cráneo para intentar salvarle la vida.

El mas del Senyor fue un hospital militar que se instaló en una masía –que todavía existe–, durante la última semana de la Batalla del Ebro. Tuvo una vida efímera. Los soldados estaban colocados con mucho cuidado en la fosa, uno junto al otro, y podrían corresponder a los que aparecen en un documento de la 15ª brigada del ejército republicano que se conserva en el Ayuntamiento de Bovera. Recoge el nombre de 15 soldados que se habrían enterrado en el cementerio. Si las familias han dado una muestra de ADN, hay muchas probabilidades de que se puedan identificar. No se cree que haya más soldados enterrados allí, y el siguiente paso será realizar los análisis de ADN para intentar localizar a sus familiares.

El término municipal de Bovera vivió con intensidad la Batalla del Ebro. Se construyeron trincheras y búnkeres, y muros improvisados de piedra para defenderse de las balas. Muchos vecinos se escondieron en una cueva, cerca de una masía en la sierra de Matalescabres, cuando el pueblo pasó a estar en primera línea de fuego. No era ningún secreto que en el cementerio de Bovera había soldados enterrados. Durante décadas, los abuelos se lo contaron a los hijos ya los nietos, pero no se sabía dónde estaba exactamente. Sólo que estaba junto al muro, a la derecha de la entrada del cementerio.