Diana Krall, más o menos enamorada de Pedralbes
La cantante canadiense lleva la esencia del jazz en el festival Les Nits de Barcelona
Diana Krall
- Festival Las Noches de Barcelona. Jardines de Pedralbes. 18 de julio de 2024
Diana Krall ya nos había avisado: ni cámaras, ni móviles iluminados, ni ruidos que pudieran romper una casi total oscuridad. Quizás la cantante canadiense pretendía convertir el Palacio de Pedralbes en un club de jazz nocturno, con esa intimidad de cuando ya sólo quedan cuatro gatos esparcidos por la barra. Quizás quería silenciar la euforia colectiva que hacen estallar, a la fuerza, las grandes multitudes. Sea como fuere, el concierto que ofreció este jueves en el festival Les Nits de Barcelona pecó de demasiada oscuridad; de cierto aire distante que, si bien reforzó su imagen de diva bohemia, creó una extraña separación entre la cantante y el público. A Krall le costó levantar un repertorio vocalmente lo suficientemente sofisticado, hasta el punto de que, durante la primera parte del concierto, los verdaderos protagonistas fueron el batería Matt Chamberlain y, sobre todo, el contrabajista Sebastian Steinberg, los dos músicos que le acompañaban, que aportaron la actitud swing que le faltaba a la cantante.
"Estoy muy contenta de estar aquí con vosotros", dijo Krall, mirando hacia un punto impreciso del escenario. En el primer tema, Almost like being in love, la cantante se dejó balancear por las notas graves del contrabajo, sustentadas sobre una percusión suave. Steinberg siguió marcando el registro del concierto con los acuerdos rítmicos deAll or nothing at all, en el que Krall recurrió a un vibrato rasgado y poco efectivo. En Y've got you under my skin se le despertó una voz más firme, que acabó de consolidar con una interpretación muy poderosa de Simple twist of fate, una de las canciones más emocionantes de la noche, seguramente por la fuerza narrativa de los versos de Bob Dylan. Just you, just me, una versión del tema de Jesse Greer, dio pie a Chamberlain para lucirse a la batería. Entre temas propios, no faltaron una serie de estándares de jazz, pero en este primer tramo del concierto el piano quedó eclipsado por el gozoso ímpetu del contrabajo.
La voz de Krall remontó definitivamente a partir del tema You call it madness, un homenaje al Nat King Cole Trio. Los músicos se marcharon del escenario y la cantante, sola con el piano, pudo soltarse y, finalmente, mostró todas las aristas de la voz bien dotada que le ha consagrado como uno de los grandes nombres de las listas de jazz de la revista Billboard. Tanto Fly me to the moon, una apuesta quizá infalible, como una versión de Mr. Soul de Neil Young permitieron a Krall desplegar un tono más irónico, con un punto de teatralidad. Pequeñas risas, frases recitadas con un deje burlón, que el público agradeció con los aplausos más efusivos de la noche.
Ya en la recta final, los músicos volvieron al escenario para asumir Me confiesen' (that I love you), Girl in the other room y, con mucha contundencia rítmica, Let's face the music and dance. El bis, poco explosivo, evocó unos versos más bien melancólicos: cementerios, lágrimas derramadas y cigarrillos de medianoche para cerrar un concierto digno. Krall pasará este fin de semana en Catalunya, porque este sábado, 20 de julio, actúa en el Festival de Cap Roig, en Calella de Palafrugell.
[La fotografía que acompaña a esta crónica no es del fotógrafo del ARA, como protesta por las condiciones impuestas por el artista a los fotógrafos acreditados, al que hizo firmar un contrato que les obligaba a ceder los derechos de las imágenes para fines promocionales ajenos al concierto de Les Nits de Barcelona. La imagen, pues, es del fotógrafo oficial del festival.]