Jo Jet y Maria Ribot se atreven en Madrid con su homenaje a los ancestros
El grupo manresano acaba de publicar el disco 'Ribera' coincidiendo con su décimo aniversario
Madrid"Cuántas y cuántas migajas de antepasados llevo vivas!" Ribot. Recién salido del horno, Ribera, producido por el sr. Chen, es su quinto disco y, además de recoger todo lo tejido durante diez años, empezando por la reciente incorporación de la Marina Lluch a la familia, supone la recopilación de las vivencias de los abuelos y las abuelas. Un homenaje, pues, a los ancestros ya sus historias: "Son lo que nos ha traído hasta aquí", explica el grupo manresano, que este sábado a mediodía ha debutado en Madrid. De hecho, también ha sido su debut en un territorio del Estado de habla no catalana.
El aterrizaje del trío en la capital española ha estado en la emblemática Sala Clamores, en el barrio de Chamberí. Las paredes de lo que es uno de los lugares musicales más icónicos del subsuelo madrileño –con cuarenta y cuatro años, es la segunda sala de conciertos de la ciudad, después de la Sol, que puede presumir de mayor antigüedad– han sido las encargadas de resguardar el es necesario que el grupo ha buscado transmitir durante poco más de una hora ante un público totalmente entregado y que en más de una ocasión no ha dudado en acompañarles. También les ha ayudado la oscuridad del espacio, roto sólo por unas luces tenues rojas y azules.
El trabajo de llenar esta escena ha recaído en la sonoridad de las guitarras, que han sido imprescindibles durante todo el concierto, y las voces de Jordi Jet Serra, Maria Ribot y Marina Lluch. Ambas cosas se han alineado y han dado lugar al pop intimista que tanto caracteriza al grupo, así como al espíritu acústico que define Ribera. Y, por supuesto, se alinearon para dar lugar a las doce canciones que forman el nuevo disco. Una riada de agua en forma de notas musicales ha unido títulos como Cenizas con Hilo rojo, Un lugar donde detenerse y Los tres juntos,hasta acabar con la canción que da nombre al disco. Por supuesto, no ha faltado Agua de mayo, la canción con la que el grupo sorprendió la pasada primavera y que se convirtió en la antesala de este repertorio que dieron a conocer a finales de octubre.
Pero a Jo Jet y Maria Ribot, el agua de la riada no sólo les permite enlazar las canciones, sino que también les ayuda a enlazar las vivencias de los antepasados con las generaciones futuras, que a pesar de no haberlas vivido sí que pueden recordarlas. Asimismo, hacer memoria les traslada a los lugares donde han crecido, como es el caso de la propia ciudad de Manresa, algo que se detecta cuando en una de las canciones hacen referencia a "pasar por la [calle del] Pujolet". De hecho, no es raro, teniendo en cuenta que Ribera busca sobre todo conectar con las raíces.
Y por si acaso con todo esto no era suficiente, los tres músicos se han atrevido con la recreación en directo de uno de los elementos que inspiran el calor que desprende la sonoridad del disco: la sensación de estar en la orilla del fuego, pero no de un fuego cualquiera, sino en la orilla del fuego de una hoguera. Así, los tres bajaron del escenario y se colocaron en medio de la sala y en círculo, rodeados por el público al igual que una hoguera queda rodeada por los que buscan calor. Al fin y al cabo, "el oficio de las canciones tiene sentido si se comparte", expresó Maria Ribot al término del concierto.