Música en catalán

Lildami detiene relojes con un concierto sorpresa en el metro de Barcelona

Unos sesenta personas han podido presenciar el 'Imparabla Boy' en directo en la entrada de Universidad

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BarcelonaLa mayoría de gente cuando se encuentra un músico junto al metro suele pasar de largo. Son pocos los que ralentizan el paso para escucharlo y, aún son menos los que se detienen para mirárselo. Ahora bien, después de lo ocurrido esta tarde en el metro de Barcelona más de uno se lo repensará la próxima vez que una canción en directo acompañe su trayecto hasta subir al vagón, no sea que el cantante sea nada menos que Lildami.

Este miércoles por la tarde el cantante terrasense ha parado los relojes de los que corrían para tomar el tren, con un concierto sorpresa en la entrada de la parada de Universitat. El escenario, junto a la entrada a la L1 dirección Hospital de Bellvitge, ya atraía curiosos una hora antes del concierto. Desde empresarios con maletín hasta jóvenes con la bolsa del gimnasio leían el rótulo que promocionaba el Festival Maleducats, del que Lildami forma parte con artistas como Estopa o Queralt Lahoz. Los cotillas se marchaban decepcionados mientras Dami esperaba en la esquina recibiendo las miradas de algún fan que le reconocía.

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Cuando los altavoces han empezado a llenar cada espacio de la estación, las caras que entraban por Ronda de Sant Antoni hablaban por sí solas. Algunas expresaban confusión, y otras, con una sonrisa casi imperceptible, preveían que tendrían una buena anécdota que contar durante la cena. Sin embargo, no faltaron quienes no rompieron la rutina de continuar su camino evitando el contacto visual con el cantante.

Unas sesenta personas se han detenido ante el referente de trap catalán, que en un formato acústico ha repasado éxitos como Supermercado. Al final del concierto, que duró unos 35 minutos, se animó con su característico hip-hop con El Baile de la Avena, un sencillo de su nuevo disco. Con el sonido de "Me abuela no pudo estudiar el catalán, y ahora su nieto llena la plaza cantante catalán", algunos fieles cantaban emocionados con elImparable Boy, mientras familias enteras de turistas con cochecitos y maletas, no hacían más que bailar.

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El final de la actuación ha sido el momento más álgido: era cuando más gente había, más gente bailaba y más móviles sobrevolaban por encima de las cabezas. Pero entonces, el público, formado por pasajeros con vidas completamente distintas que sólo tenían en común la casualidad de encontrarse en el mismo punto y en el mismo momento, se ha disuelto lentamente. Como si con el apagón del micrófono volvieran a recordar automáticamente a dónde se dirigían antes de toparse, por sorpresa, con Lildami.