Nick Cave ejerce de amo del Primavera Sound

La tercera jornada del festival reúne cerca de 80.000 personas en el Fòrum

BarcelonaJornada artísticamente importante, con peso histórico, este sábado en el Primavera Sound. En el cartel coincidían el australiano Nick Cave, el predicador del infierno y del amor, y Einstürzende Neubauten, barco insignia del rock industrial alemán liderado por Blixa Bargeld, durante veinte años (1983-2004) la mano que removía la guitarra en los Bad Seeds. Cave, que volvía al festival cuatro años después del impresionante concierto del 2018, marcó territorio dando un par de patadas al aire y acercándose al público. Cantó Get ready for love con las coristas pregonando gospel y la banda sólida como siempre. Sin pausa llegó There she goes, my beautiful world, también del disco Abattoir blues (2005). Y enseguida fue hacia el principio de los tiempos con From her to eternity, del primer álbum de los Bad Seeds: aquí incluso se permitió dejar el micrófono en las manos de un espectador mientras él se agarraba para gritar. La parte final del tema fue una tormenta de ritmo y electricidad impresionante.

Salvaje, y en muy buena forma tanto vocal como física, tal como demostró en los frenéticos primeros veinte minutos de la actuación, transmitió la sensación de que necesitaba volver a los grandes escenarios, que añoraba el poder que ejerce sobre una audiencia como la que ayer llenaba la explanada del Primavera Sound. Todo ello demostrando que continúa siendo el amo a la hora de clavarnos el rock santiguándose el corazón, el estómago y la ingle: padre, hijo y espíritu santo del reverendo Cave.

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El carácter del repertorio fue antológico, y fue un como podía haber sido otro igualmente infalible. La potencia expresiva de canciones como Tupelo, Mercy seat, Carnage, Red right hand (increíble este sábado) e Into my arms es irrefutable, y ahora tienen el plus de ser interpretadas desde unos 64 años rebosantes de vivencias, heroicidades y dramas. Otros momentos, como la calma relativa de O children y Waiting for you, con Cave al piano y Warren Ellis alternando violín y guitarra con más delicadeza que furia, mostraron el cajón de los lamentos que tantas baladas prodigiosas ha dado.

El corazón escacharrado de Europa

Unas horas antes, Einstürzende Neubauten empezó con la poderosa línea de bajo de Alexander Hacke en Wedding acallando al público. Era un silencio ceremonial, obediente. Se trataba de dejarse seducir por progresiones rítmicas, golpes de percusión metálica, la insistencia circular de la guitarra y unos crescendos siempre bajo control y con una sonorización magnífica. Bienvenidos a un viaje bajo el sol hasta el corazón escacharrado de Europa. Quizás ya no transmiten aquel desafío de hace años, pero qué privilegio poder escuchar a Bargeld recitando Nagorny Karabach como un crooner que ha vuelto del fin del mundo despeinado y descalzo pero con la raya de los pantalones bien planxada y con un sentido del humor de piedra picada, sin muecas. Viene de un mundo bastante oscuro pero que no imaginaba “catástrofes” como el Brexit, el coronavirus y el ataque ruso a Ucrania. Y con este espíritu cantó Die befindlichkeit des Landes, la canción del estribillo “Mela, mela, mela, mela, melancholia / Melancholia, mon cher ”. Uno de los conciertos memorables de esta edición.

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Entre Einstürzende Neubauten y Nick Cave, la explanada de los escenarios principales la dominó Jorja Smith. La cantante británica, que había actuado en el Primavera Sound en 2018, el año de publicación de Lost & found, volvía al festival convertida en el gran nombre del nuevo R&B británico. Ofreció soul en un sentido anchísimo, conectada con el hip hop, pero también con el terciopelo melódico de Sade y con la ruptura emocional de Amy Winehouse, y con exhibiciones vocales como la de On your own. Actuó con la puesta en escena de las grandes ocasiones y con retóricas clásicas como por ejemplo solos de guitarra y de batería, muy cómoda en la lógica de los grandes festivales.

La tercera de las seis jornadas del festival en el Fòrum había arrancado con protagonismo femenino. La terrassenca Aida Giménez, más conocida como Guineu y sobre todo por el hit pandémico Putu any, inauguró el escenario Ouigo a las 16.45 h con pop de guitarras y estribillos, incluida una versión de Triángulo de Amor Bizarro. En el Binance, la rapera británica Enny esparció poética hip hop con bases de R&B y soul poniendo buena cara a un horario, las 17 h, dominado por la pereza. De hecho, el hip hop fue uno de los hilos que se podía seguir en esta tercera jornada, junto con el rock de aristas más duros, porque en la misma franja horaria que Nick Cave había actuaciones de unos clásico del black metal (los noruegos Abbath) y del grindcore (los británicos Napalm Death); y justo después la de Idles, reclamo para un gentío en el anfiteatro.

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En el escenario Cupra lo inauguraron Les Amazones d'Afrique, el supergrup de cantantes del África Occidental que ya actuó el año pasado en las Fiestas de la Merced de Barcelona. Hace falta mucha más presencia africana en los festivales, sobre todo cuando se quiere jugar la carta de la diversidad. Allí mismo, María José Llergo solo necesitó salir al escenario flamenquísima para meterse al público en el bolsillo. Además, con un inicio muy flamenco, por tangos y solo con voz, toque de guitarra y palmas, todavía sin los recursos electrónicos que sí que fue introduciendo después. Es bueno que las tradiciones no anglosajonas tengan presencia en el festival, quizás también sería bueno que no fueran solo testimoniales.

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Primeras conclusiones

El primer fin de semana del festival se ha cerrado con 66.000 espectadores el jueves, 74.000 el viernes y cerca de 80.000 el sábado, según fuentes del festival. En la edición anterior, la del 2019, las cifras fueron: 53.000 el jueves, 60.000 el viernes y 63.000 el sábado (récord de una jornada hasta entonces). Aparte de los problemas logísticos del jueves, las primeras jornadas del Primavera Sound 2022 han evidenciado que hay que mejorar aspectos como el tránsito entre los escenarios de abajo, sobre todo entre el Plenitude y el anfiteatro. El éxito de la pista de baile del Boiler Room, camino del Plenitude, ha sumado estrés en una zona ya suficientemente tensionada por un acceso muy estrecho.

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Arriba, la salida del Binance hacia el anfiteatro también provoca aglomeraciones incómodas, especialmente entre las 21 h y la medianoche. El Boiler Room, por cierto, tuvo que parar su actividad el viernes después de medianoche porque cedió una de las placas que conforman la tarima; fue durante la sesión de Kenny Beats. Al día siguiente, una vez reparado el agujero, retomó la actividad este tipo de discoteca que se ha vuelto el Dragon Khan del Primavera Sound, la atracción que mucha gente quiere experimentar al menos una vez.