Crítica de música

Una 'Pasión según san Mateo' de alto voltaje

Justin Doyle dirige el RIAS Kammerchor y el Akademie für Alte Musik de Berlín en un Palacio de la Música lleno hasta los topes

'Pasión según san Mateo', de Bach

  • RIAS Kammerchor Berlín y Akademie für Alte Musik Berlín, dirigidos por Justin Doyle

El RIAS Kammerchor Berlín abrió el miércoles la tanda de pasiones de Bach con una Pasión según san Mateo de alto voltaje en un Palau de la Música lleno a reventar. Acompañados por el Akademie für Alte Musik Berlín, la versión que dirigió el inglés Justin Doyle quedó muy lejos de la tópica flema británica y hizo hincapié en la dramaturgia contrastando la energía enfurecida de las masas con la calidez de los pasajes más introspectivos. El discurso sonó perfectamente coherente, y se incrementaba la tensión en cada escena, desde las treinta monedas de plata, al rechazo de Pedro, la turba desatada, el lavado de manos de Pilato y la posterior crucifixión y muerte de Cristo.

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La obra evolucionó por los dedos de Doyle, con los que indicaba los cambios de ritmo o de dinámica, a un tiempo pausado, incluso en los recitativos, pero eso no le impidió desgranar con fruición toda la intensidad de un drama lleno de elocuencias y marcar los detalles de forma casi obs.

El corazón berlinés impactó por la homogeneidad y el equilibrio de sus voces, mostró sonoridades redondeadas y una gran plasticidad dramática y dotó a los corales de la verdadera expresión colectiva que les imprime Bach modelando la interpretación de cada estrofa de forma elegante, desde la exasperación de la esencia de la elegante, desde la ex. No menos excelente sonó el Akademie für Alte Musik de Berlín. Además de los dos concertinos, a uno de los cuales se rompió una cuerda, destacaron unas flautas y oboes excelsos, cautivadores, y sobre todo un bajo continuo de una solidez granítica.

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El equipo de solistas fue más desigual. El Evangelista de Patrick Grahl fue grandioso y exquisito, expresivo y lleno de matices vocales e interpretativos, así como excelente fue el Jesús del bajo Matthew Brook. De voz de terciopelo, la mezzo Anna Lucia Richter se metió en el registro de contralto con unos graves profundos y oscuros –maravillosa a la famosa Erbarme dicho, mein Gott– y el bajo Stephan Loges superó con nota el hecho de cantar a oscuras por diferentes cortes de luz, y nos hizo soñar en Komm, süsses Kreuz acompañado de una maravillosa la viola de gamba. La cálida y lírica voz del tenor Thomas Hobbs contrastó con el timbre metálico y afilado de la soprano Elisabeth Breuer, que no tuvo su mejor día.